Cuando una mujer desea un embarazo y lo consigue, probablemente logra una felicidad plena. Sin embargo, aún no sabe que el modo de situarse en él va a ser decisivo para su vida futura y para la del bebé, pues la personalidad del bebé, comienza a formarse desde los inicios. Durante el embarazo, la madre transmite al bebe todo un mundo de sentimientos y sensaciones. Te invito a lo largo de estas líneas a descubrir cómo puedes contribuir a que tu bebé crezca emocionalmente sano.
El embarazo lleva implícitos un montón de emociones, sentimientos y sensaciones nuevas. Están los sofocos, los mareos, las náuseas, el hambre, las cosas que no se deben comer, las ganas de micción frecuente, el sueño y la imagen corporal que va en aumento entre otros. Que leído en una misma frase se hace rápido pero que a lo largo de 40 semanas y cuando se conjugan entre ellas de forma aleatoria puede ocasionar una cierta incomodidad en algún momento.
Evidentemente, hay otros muchos aspectos como la ilusión tan grande que se tiene, que hacen que las posibles incomodidades que se puedan sentir se minimicen al máximo.
Pues bien, si denominamos a unos (los menos deseados) puntos débiles y puntos fuertes a los más queridos… ¿Cómo nos situamos ante ellos?
Hay mujeres, que parece que pasan los días lamentándose de sus dolores y malestares diarios y sienten la necesidad de compartirlo. Son personas que no parecen estar disfrutando de ser “gestantes” y que le gustaría que el embarazo durase menos tiempo.
Todas estas verbalizaciones “de desahogo” generarán en la madre una tensión extra que desde luego no va a ayudar a que se sienta mejor. Seguramente, su bebé estará “muy contento” de escuchar y percibir el tono poco conciliador de su madre, lo cual le hará estar probablemente muy “cómodo”.
Luego hay otro tipo de personas que tienen días buenos y otros que no lo son tanto y que van llevando el embarazo con relativa armonía, a excepción de ciertos momentos de “bajón” que puedan sentir. Son personas a las que a priori, les costará menos cuidarse en las comidas y que se encontraran mejor anímicamente que las del grupo anterior. Estas mujeres, tendrán un bebé que aunque con algún sobresalto, llevará probablemente una gestación estable.
Y por ultimo, nos encontramos a un grupo de madres que están tan felices de estar embarazadas que minimizan al máximo sus malestares y viven con serenidad, tranquilidad y paz cada uno de los momentos en que se encuentran “en estado de gracia”. Imaginemos a unos bebes con un estado interior tranquilo y sereno, tal y como sus madres les transmiten. Evidentemente, estos son ejemplos más bien extremistas y generalizados pero creo que se entiende la idea.
La cuestión es: dónde queremos situarnos y cuál es el punto de partida que queremos ofrecer a nuestro bebe… ¿Un espacio tranquilo y sereno o con altibajos emocionales? Porque todo esto, empieza a condicionar desde etapas muy tempranas el desarrollo de nuestro bebé.
6 comentarios
Muy buena reflexión, no me imaginaba que hubiese tanta relación
Muchas gracias por tu comentario. Un saludo
Es un momento preciso aunque siempre diferente, yo he pasado un parto horrible y no me han puesto a mi bebé encima, no entendía nada…estas complicaciones me han marcado casi durante casi dos años, deseaba tocarla y abrazarla.
Soy mamá y también escribo un blog en el que hoy comparto con vosotras la vivencia de diferentes mujeres reales, como tú y como yo, sus embarazos, partos y post-partos.
Espero que te sirvan de ayuda.
Hola Laura!!
A veces duele, pero lo que ya ha pasado, no lo podemos cambiar, pero si aceptarlo para intentar repararlo cuanto antes. Un abrazo y gracias por compartir tu experiencia