Cuatro ideas que evitarán una rabieta


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“Por favor, ayúdame. Tengo un hijo de 19 meses y ha empezado con unas rabietas tremendas. Empieza a llorar al subirle en la silla, al cambiarle el pañal, al vestirle… El día se me hace muy cuesta arriba porque cuando empieza a llorar puede estar media hora sin parar y no sé cómo ayudarle. Me angustio muchísimo”.

Este tipo de consultas empiezan a ser habituales entre vuestros emails, y lo cierto es que tener un hijo en esta etapa en la que empiezan a llorar de forma repentina y no encontramos respuesta inmediata ni consuelo, puede ser motivo de gran preocupación y frustración de los padres. Sin embargo, este tipo de situaciones se pueden evitar y reducir en la mayoría de los casos.

Para ello, conviene saber que dejar de ser bebé para convertirse en niño, implica que nuestros hijos empiezan a adquirir cierta autonomía, lo que les hace querer tomar sus propias decisiones. Es decir, ya no vale aquello de “vamos a poner las zapatillas para ir a la calle” o “vamos a cambiar el pañal que está sucio”. Ahora, nuestro hijo tiene criterio propio, por lo que, es posible que haya decidido que no es el momento de ponerse las zapatillas o de cambiar el pañal porque está pensando en alguna otra cosa mucho más interesante. Por lo que, si seguimos “por la puerta grande” con nuestra idea previa de lo que hay que hacer, con toda probabilidad, nos vamos a encontrar con una rabieta de las buenas.

Hay muchísimas situaciones que pueden surgir a lo largo del día, tales como, que no se quiera poner el abrigo, que no se quiera duchar, que se le ha dado una galleta con una esquina rota… Un ejemplo gráfico puede ser que quiera llevar la moto a la calle pero no se puede porque llueve o vais a ir a hacer compras. Cómo gestionemos ese momento, puede hacer que se desencadene una rabieta o que simplemente sea una pequeña protesta donde exprese su malestar con la decisión del adulto.

Los primeros atisbos o indicadores de rabietas, son momentos en los que deben ponernos sobre la pista de que empieza una nueva fase y de que es conveniente tener una “estrategia de actuación”. Básicamente porque si se instaura la rabieta en la conducta del niño, vamos a pasar una temporada muy “entretenidos”. Y en este caso, es mejor actuar antes de que se inicie que después. Porque agota, estresa y el niño se va a sentir más entendido, recogido y emocionalmente seguro.

Una vez que nos hemos dado cuenta de que nuestro hijo ha “crecido”, conviene anticiparnos a los momentos susceptibles de ser “críticos”, acompañándoles y explicándoles las cosas previamente, y sobre todo dándoles alternativas para que puedan sentirse “dueños” de sus decisiones.

En el caso de que nuestro hijo quiere llevar la moto y no es posible, es preferible decirle con anterioridad: “Pablo, hoy llueve así que vamos a ir de compras, no vamos a poder llevar la moto pero podemos llevar el coche de policía o el muñeco que te gusta”, y hacerle una pregunta cerrada: “¿Qué quieres llevar, el coche o el muñeco?”.

Trasladando esto al momento de poner las zapatillas, una buena forma de anticiparse para no darle opción de que nos dé un “no” rotundo es: “Hay que poner las zapatillas, ¿cuáles vas a coger?, ¿las azules o las rojas?”.

Este tipo de estrategias previenen y evitan en gran medida las rabietas de nuestros hijos. Sin embargo, hay situaciones imprevisibles en las que no nos ha sido posible anticipar su reacción. En estos casos, es importante actuar enseguida poniendo palabras de consuelo a la frustración que siente, agachándonos para ponernos a su altura, cogiéndole en brazos y dándole muestras de afecto, mientras le decimos: “¿No te querías poner el pañal?, ¿qué querías, jugar con los coches?, es normal cariño, porque estabas muy a gusto ¿verdad?. Mira, vamos a coger un coche, y le enseñamos los dibujos de tu pañal mientras los cambiamos muy rápido y luego seguimos jugando, ¿vale?”. En un caso así, en el que el llanto se ha iniciado, es conveniente consolar al niño y arroparlo bien antes de cambiarle el pañal, y por supuesto, no hacerlo nunca usando la fuerza.

La última rabieta que tuvo fue…, espero que me contéis esos “momentazos”.

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6 comentarios

  1. Momentazo… Mi hija quería un kinder en el súper. Llegó hasta la casqueta, se quito las zapatillas y los calcetines y a llorar y llorar… Ajora me río,pero lo pasé fatal

  2. Desde que descubrí tu blog soy otra, me haces estar más segura con mi hijo. Gracias.
    Un momentazo fue cuando quería seguir en el parque se puso a lloriquear, tiro un muñeco a una papelera, se arrastró por el suelo y luego estuvo con un día del disgusto

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