Hoy hablamos con Anna Urioste, especialista en crianza ecológica y prevención psicosocial, que pone voz a muchas personas que no creen en la escolarización temprana como única forma de enseñar y aprender, y que, junto a otros educadores y familias, ha creado Tantai, un espacio pedagógico y creativo para los niños en el que se priorizan las emociones y no el contenido.
Hola Anna, cuéntanos algo de ti
Nací en un pueblo de mar al sur de Tarragona. A los 17 años me fui a Barcelona a estudiar Filosofía y Literatura. Leí mucho sobre psicoanálisis. Escribí ficción, siempre sobre la infancia. Trabajé en educación con adolescentes, en secundaria. Empecé la carrera de Psicología que abandoné temporalmente con el nacimiento de mi hijo.
Pasé los tres primeros años criándole con la suerte de encontrar el apoyo tanto de mi pareja como de mis suegros, que me han ayudado como si fueran mis padres. Esto lo digo porqué es muy difícil criar sin “tribu”, y más aún de esta manera.
A la vez, retomé Psicología y empecé mi formación en la Escuela española de Terapia Reichiana que tiene un enfoque psicoterapéutico con un gran peso y coherencia en la prevención, es decir, en la atención temprana desde el embarazo y en los primeros años de vida.
Mi paso por la Escuela española de Terapia Reichiana es lo que me ha dado una identidad profesional y un enfoque claro a la hora de trabajar, que es básicamente en enfoque psicosocial.
¿Qué es Emeki Emeki?
Cuando mi hijo tenía un año vine con mi pareja a vivir a Donostia. Conocí a Jessica Maturana, integradora social, catalana como yo, con quien coincidimos en nuestra visión sobre la infancia. Nos dimos cuenta de que en la sociedad actual las madres vivimos las crianzas, y más este tipo de crianzas tan largas, con mucha soledad.
Nos dimos cuenta de que en Cataluña había muchos espacios familiares, espacios educativos centrados en pedagogías respetuosas que ofrecían actividades y apoyo para las familias que se identificaban con este modo de criar. Vimos que aquí faltaban espacios de este tipo y que a la vez había una gran necesidad de éstos.
Nos empezamos a formar en la Escuela española de Terapia Reichiana, cuyo centro de referencia en Donostia es Hazi Hezi, llevado a cabo por dos grandes profesionales de la prevención que son Cristina Aznar y Ramón Mauduit. Nuestro contacto con estos grandes profesionales con trayectorias tan largas en la prevención y en la atención temprana, nos afianzó en lo que, en un principio, habíamos entendido de manera instintiva a través de la maternidad. Con el objetivo de poder seguir con todo este trabajo nació “Emeki Emeki“.
¿A qué edad crees que debería de empezar la escolarización un niño?
Primero me gustaría diferenciar entre escolarización y socialización. La escolarización es una institucionalización del saber que se pauta de manera diferente según el país y la normativa vigente del mismo. Por ejemplo, en España, la escolarización es obligatoria a partir de los 6 años, pero, por ejemplo, hay otros países donde es legal el homescholling.
Con esto quiero decir que las pautas que adquiere cada país en relación a la escolarización son relativas. La escolarización en sí, tal como entendemos el concepto en relación a la transmisión de un conjunto de conocimientos formales, no debería empezar hasta los 6 o 7 años.
Lo que sí que es universal es la necesidad, a partir de una determinada edad, de socialización del niño. Esa necesidad, que tiene que ver con el desarrollo, se empieza a dar alrededor de los tres años, pero como toda pauta en el desarrollo es progresiva y secuencial, es decir, no es de un día para otro.
Los primeros años de vida del niño son decisivos para su futura personalidad
A los dos años el niño aun llora desesperadamente si la madre se va, todavía no hay una concepción clara del tiempo ni todavía puede comprender ni asumir la desaparición de la madre. Es una cuestión de desarrollo del cerebro.
A partir de los tres años se da una ruptura de la simbiosis psicológica con la madre que da comienzo a la socialización y coincide con el final de la fase oral, que se caracteriza por la necesidad de intimidad afectiva del bebé con los progenitores. Los niños entran en la capacidad de pensar o de estar en diferido, es decir, el niño puede entender desde la seguridad la desaparición de la madre. También empieza a haber nociones de tiempo, se pueden expresar con claridad, el nivel de autonomía es mayor, han superado el momento del control de esfínteres… Lo social empieza a ser visiblemente más importante y desde el placer del juego con sus iguales, sin que los progenitores tengan que estar necesariamente presentes.
¿En qué se diferencia el planteamiento de “Emeki Emeki” con el de un centro de educación infantil convencional?
Sin entrar en lo pedagógico, podríamos decir que la primera diferencia es que se trata de un espacio familiar y seguro, no hostil, sin educadoras desbordadas por ratios imposibles que impiden atender las necesidades de los niños de estas edades. También podríamos hablar de la especificidad de nuestro acompañamiento emocional y también a otro tema al que no se da toda la importancia que merece que es a la manera en como abordamos la resolución de conflictos teniendo en cuenta la edad y la fase evolutiva.
Las necesidades afectivas de los niños a estas edades son muy altas. Esto desgraciadamente, creemos que no ha llegado aún a la escuela convencional. Podríamos decir que lo que puede ofrecer Tantai, que es el espacio que, en colaboración con el Club de arte Catalina de Erauso, ofrecemos de los 3 a los 6 años, es un espacio acorde a las familias que han criado a sus hijos de esta manera y que sienten que el ingreso en la escuela convencional supone una ruptura de sus principios.
La primera infancia es un fondo de reserva para toda la vida
En segundo término podríamos decir que ofrece la posibilidad de que el niño realice de manera espontánea su juego sin que sea interrumpido para imponer otro tipo de actividad. A estas edades lo que los niños hacen espontáneamente es jugar, aprenden jugando.
Básicamente realizan de manera espontánea un juego simbólico, que lo que hace es representar posibilidades que se dan en su vida y que mediante lo simbólico tienen la oportunidad de integrar. Luego también hay otro tipo de juego que tiene que ver con el movimiento y que responde al desarrollo de la motricidad, en el cual el niño va a hacerse con una imagen de su esquema corporal y también de las posibilidades de su cuerpo en el espacio.
También experimentan de manera espontánea su creatividad, que facilitaremos sin directividad, es decir, que no le diremos al niño lo que tiene que pintar o dibujar. Por tanto, una de las máximas de Tantai es preservar el juego espontáneo del niño que posibilite una buena integración de todas las funciones que entran en juego en este momento del desarrollo.
¿Cómo debería ser la adaptación de un niño al centro educativo si queremos cuidar su bienestar emocional?
Si tuviéramos en cuenta las necesidades de los niños y no las del ritmo frenético del sistema laboral, capitalista y patriarcal, las adaptaciones se harían sin prisa y las pautaría el niño. El ingreso del niño a lo social, en este caso, a la escuela, debería ser desde el placer y desde el deseo propio y no desde la frustración y el drama, que es la realidad de la mayoría de centros.
Actualmente lo que vemos son adaptaciones temporizadas y pautadas por el adulto, de manera que no es el niño quien transfiere su base seguridad de sus figuras de seguridad -padres- a otra figura de seguridad. Esto, aunque no se quiera ver ni admitir, se realiza de forma violenta. Es muy paradójico porqué supuestamente uno de los valores de la escuela es educar para la no violencia.
Las adaptaciones temporizadas con los padres es lo que ocurre en el mejor de los casos, aunque no se respete realmente el ritmo del niño. Y lo digo porqué luego están las adaptaciones por tiempos, que son aquellas que anulan directamente a las figuras de referencia y se basan en el tiempo: el primer día dejas al niño 5 min, el segundo 15, el tercero media hora y así progresivamente, pero las figuras de seguridad para el niño-sus padres- no están en la adaptación.
La adaptación del niño al colegio debería ser desde el placer y el deseo propio, no desde la frustración y el drama
Esto, que en algunos centros se hace con niños de dos años, demuestra no tener la mínima idea de cómo funciona el cerebro y la percepción de un niño de dos años, que solo tiene figuras de referencia y que no tiene noción de tiempo.
Para que la adaptación respete el bienestar emocional del niño, se debería dar tiempo al niño para fuera él mismo el que transfiriera la base de seguridad de la madre o el padre o quien sea que le acompaña en la adaptación a la educadora y al nuevo espacio. Esto, aunque lo ideal son los tres años, se puede hacer también con niños de 2 años, a los que nosotros aceptamos en Tantai siempre y cuando veamos al niño preparado y a los padres disponibles, y siempre que no se traspasen las plazas dedicadas a estos niños.
¿Qué te sugiere un bebé que pasa varias horas en un centro educativo alejado de su madre?
Me sugiere miedo, acorazamiento y vacío. Sobre todo si estamos hablando de bebés de poquitos meses. Los bebes pequeños tienen necesidades afectivas muy altas relacionadas con el contacto con la madre, necesidades de ser tocados, acunados, porteados, amamantados, mirados, etc.
Nacemos sin neocortex, somos seres muy inmaduros, lo cual implica que todo el daño producido en estas etapas va al sistema nervioso, pues no hay resistencias psíquicas todavía. Una buena integración de todas las funciones pasa por un buen período de estancia en el cuerpo de la madre, ya que los primeros meses de vida el bebé vive en un estado de indiferenciación entre su cuerpo y el cuerpo de la madre. Los primeros meses de la vida el bebé está fuera pero todavía es un feto porqué a nivel madurativo aún debería estar dentro.
Hasta los 3 años un niño no puede entender desde la seguridad la desaparición de la madre
El proceso de individuación-separación empieza con el gateo y podríamos decir que acaba alrededor de los 3 años o a partir de los 3 años, en que empieza a haber esa ruptura psicológica con la figura materna de la que hablaba antes. Luego, aunque desde nuestro modo de entender no es lo ideal, sí que entendemos que tenemos que adaptarnos a la realidad de las familias, y lo hacemos sin juicio.
Tenemos familias en los grupos de crianza que han llevado a sus bebes a las guarderías a partir de los 10 o 12 meses. Nosotras lo que tenemos que hacer ante estas situaciones es escuchar, comprender la realidad de cada uno, informar de otras alternativas como pueden ser las casas nido dar pautas para que se aseguren de que las personas a quienes dejan a sus hijos sean personas afectivas y cuidadosas y puedan atenderles, y luego que cada uno elija según su realidad.
Vamos a insistir mucho en la compensación, esto es, ser conscientes de que nos estamos adelantando al proceso de separación-individuación y compensar lo que en un momento determinado no podemos ofrecer porqué nuestra realidad es la que es. Si llevamos al bebé de 1 año a la guardería luego tendremos que compensar con más presencia, más contacto, más pecho, etc.
Nuestra propuesta es no llevar al bebé a las guarderías para preservar el proceso natural de individuación-separación, sin embargo, no nos gusta tampoco hacer fórmulas mecánicas de las cosas. Hay bebés que han estado en guarderías y están bien porqué tienen padres afectuosos y presentes capaces de compensar. Y otros bebés que están en casa y están mal porqué las dinámicas que se dan en casa no son saludables.
¿Las jornadas escolares de 8 horas son adecuadas para el bienestar emocional de un niño de 3 años?
Pienso que son demasiadas horas. Entendemos que el niño se desarrolla a través de los sistemas que le circundan. El primer sistema natural es la familia, donde el niño debería permanecer durante sus primeros años. El segundo sistema se da con la apertura a lo social, pero esa apertura debería ser paulatina y secuencial, que es como son los procesos de desarrollo.
Los niños aprenden jugando
Con 3 o 4 horas sería más que suficiente, pues a los 3 años el ambiente familiar es más importante todavía que el espacio escolar o social. Estamos hablando de un período de socialización primaria del niño en que ya puede estar placenteramente con sus iguales y sin las figuras de referencia, pero como siempre, sin pasarse. Las figuras más importantes para el niño y con quienes debería pasar más tiempo siguen siendo los padres.
¿Cómo lleva un niño la escolarización en educación primaria sin haber pasado por educación infantil?
Consideramos que el poder haber estado en un espacio amoroso les va a proporcionar una base de salud y de seguridad y los recursos necesarios para poder encontrar su lugar en la escuela más tarde, contando con que los recursos con los que cuenta un niño de 6 años son muy distintos que los que tiene uno de 3.
Desgraciadamente, se ha entendido y se sigue entendiendo mal la educación infantil porqué infantil es lo que antes se llamaba preescolar, que significa antes de la escuela. Los objetivos de infantil deberían ser los de las primeras socializaciones de los niños y nada más, y no objetivos intelectuales ni formales que sí que tienen sentido más tarde.
Lo más recomendable, después de haber asistido a un espacio de este tipo, es ir a alguna escuela que, al menos pedagógicamente sea similar y no se haya dedicado a adelantar contenidos de primaria a infantil. Escuelas, que las hay, que empiecen con la lectoescritura a los 6 años y no antes, o al menos no de manera obligatoria. No tenemos que tener miedo a exigir y reivindicar una realidad que es que la escuela en sí empieza con 6 años y, por tanto, no se debería exigir que los niños tuvieran que tener unos conocimientos curriculares previos.
Si tuvieras que explicarles a los padres por qué es mejor para sus hijos el planteamiento de Emeki Emeki que el de un centro escolar convencional les dirías…
Les diría que los primeros años de vida del niño son decisivos para su futura personalidad. Lo más importante en estas edades, las que corresponden a la educación infantil, es acceder a espacios no hostiles, sean convencionales o alternativos.
Esto es con ratios bajos de niños por educador y con educadores especializados en el acompañamiento emocional y la resolución de conflictos, que hayan hecho un trabajo personal o estén dispuestos a ello y, por tanto, puedan dar a los niños la seguridad y la afectividad que los niños necesitan en esta etapa. La posibilidad de que la socialización se pueda hacer desde el placer y que haya una buena separación de la madre. La posibilidad de que las primeras relaciones con sus iguales puedan ser en un ambiente tranquilo de libertad y flexibilidad va a hacer que puedan conservar experiencias muy significativas y decisivas para la formación de su carácter, y que se puedan hacer con una batería de recursos que dudo que pudieran obtener en otro tipo de espacios más hostiles, basados en el premio y el castigo o en elementos tanto de destructividad como de sumisión en las relaciones con los otros niños.
Los objetivos de educación infantil no deberían ser ni intelectuales ni formales
Quizás para nosotros 3 años, que es lo que por el momento nuestro proyecto puede alcanzar, es muy poco, pero para ellos es muchísimo tiempo. Y es una oportunidad para que puedan forjar una buena base emocional que va a ser un fondo de reservas para toda la vida.
La idea de emeki emeki no es más que posibilitar ambientes lo más cercanos a la salud en los primeros años de vida, por tanto, el de emeki emeki no es simplemente un proyecto educativo, sino un intento de influenciar en los sistemas por los que pasa el desarrollo de los niños, estos son familia y escuela, con el objetivo de que puedan ser lo más saludables posible.
¿Qué es un grupo de crianza?
Un grupo de crianza es un espacio donde trabajamos con las familias y sus bebés desde la información, la sensibilización y la anticipación. Informamos sobre las fases evolutivas en qué se encuentran los niños y sus características para que puedan ser abordadas desde la tranquilidad porque una base de tranquilidad es lo más importante para el desarrollo del bebé.
Usamos elementos como el masaje, la psicomotricidad, el movimiento espontáneo, las dinámicas corporales y el juego para potenciar el vínculo entre el bebé y sus progenitores. Escuchamos, atendemos y elaboramos las preocupaciones y obstáculos con que se encuentran las familias en sus procesos de crianza desde la no culpabilización.
Las madres vivimos las crianzas con mucha soledad
Son espacios de autoconocimiento, pues muchas veces sabemos racionalmente qué queremos transmitir y qué no a nuestros hijos, pero inconscientemente, sin darnos cuenta, repetimos pautas que hemos integrado desde nuestra propia infancia. Básicamente son espacios donde se trabaja desde conceptos como el de prevención y atención temprana. Y como más temprana sea la atención mejor.
Lo ideal es empezar antes de la crianza, en los grupos de embarazo. Empezar desde el embarazo, aparte de prepararse para el parto de una manera que no tiene nada que ver con lo que se hace en los ambulatorios porqué se trabaja desde lo emocional, da la posibilidad de ser más conscientes de nuestro cuerpo y de las tensiones que albergan en él, de anticipar muchas cosas que van a suceder y, por tanto, también es una prevención para la pareja en sí para que pueda unificar criterios que van a ser muy importantes para evitar momentos críticos y de estrés durante el proceso de crianza.
Anna, ¿qué opinas sobre la primera infancia?
La primera infancia es un fondo de reservas para toda la vida, es un período de mucha vulnerabilidad porque el organismo humano se encuentra en formación, es la base sobre la cual el futuro adulto construye su carácter. Cuanto más satisfactorias, felices y plenas sean las experiencias de la infancia, más recursos vamos a tener para relacionarnos y para superar los obstáculos en la vida adulta. Este es el sentido de nuestro enfoque centrado en la prevención que para nada tiene que ver con lo meramente intelectual.
La OMS ya está diciendo que la gran enfermedad del siglo XXI va a ser la depresión. Esto, para nosotros, tiene una lectura que tiene que ver con cómo se están viviendo actualmente las infancias: tempranamente institucionalizadas, pautadas, escolarizadas, con prisa, sin tiempo, sometidas por tanto a sostenes rígidos que no permiten el desarrollo pleno de los seres en crecimiento.
Los primeros meses de vida el bebé vive en un estado de indiferenciación entre su cuerpo y el cuerpo de su madre
Con madres desbordadas que se tienen que ir a trabajar cuando los bebés todavía son muy inmaduros y necesitan ese maternaje para poder desarrollarse. Me gusta mucho lo que suele decir Ramón Mauduit, maestro y amigo, sobre que “la depresión es entrar en crisis y no encontrar recursos en nuestro interior para afrontarla”.
Esto tiene que ver con nuestras vivencias infantiles y con el amor y el sostén que hemos sentido por parte de nuestros progenitores. Los recursos en nuestro interior los vamos a encontrar si dentro de nosotros hay una base infantil plena y satisfactoria que haya permitido construirnos sin represión, con afectividad y sin miedo.
¿Recibís algún tipo de ayuda, apoyo o reconocimiento por parte de las instituciones?
Tenemos una pequeña ayuda del Ayuntamiento para asociaciones que destinamos a la compra de material. Y estamos en contacto con el departamento de infancia y juventud, que está al tanto del desarrollo de nuestro proyecto. En la última reunión que tuvimos, mostraron bastante interés por los conceptos de prevención y atención temprana. Pero nuestro amparo en las instituciones es un camino que tenemos por explorar todavía.
Muchísimas gracias Anna por dedicarnos parte de tu tiempo, por tu sinceridad y por ofrecer un planteamiento a los padres que abre opciones que acompañan y enseñan.
2 comentarios
Que pena que no hayan mas centros como el de estas dos madres!!! Ojala tuvieramos uno en nuestra ciudad. aqui solo hay la clasica guarderia… y al llegar a infantil les hacen hacer fichas, y empiezan con la idea de q el ultimo año sepan escribir para empezar primaria…. demasiado forzado todo 🙁
Tienes razón, debería de haber un centro como este en cada zona para que los padres y las madres pudieran elegir el lugar más idóneo para su hijo entre todas las alternativas que existen. ¡Muchas gracias por tus palabras y por la visita!