Educar en igualdad


Conversación real entre una niña y un niño de 7 años:

Sara: ¿Puedo jugar a fútbol con vosotros?

Nicolás: No, no puedes.

Sara: ¿Por qué no?

Nicolás: Porque eres una chica. Estamos jugando un partido y no vas a tener tanta fuerza. Si quieres, cuando terminemos puedes echar unos chutes.

Sara: Yo quiero jugar el partido.

Nicolás: Jo. A ver, voy a hablar con los chicos. Oye, que Sara quiere jugar.

Resto de chicos: pues si quiere, que juegue de portera.

Nicolás: Puedes jugar pero de portera.

Sara: Vale.

Al rato, pitan penalti.

Nicolás: ¡Sara, quita, ya me pongo yo de portero para que no te de, que Raúl va a chutar muy fuerte!

Situaciones como esta, pasan cada día en los colegios. Verlo escrito, es fuerte, pero escucharlo aún impresiona más, porque no deja de ser una forma de discriminar a la mujer, dando por hecho, que es el “sexo débil” al que el hombre “tiene que proteger”.

Muchos, nos echaremos las manos a la cabeza, pensando que esto no está sucediendo, y que el tipo de educación está cambiando. Es cierto, hay cambios, pero hasta que no dejemos de diferenciar entre hombre y mujer, niña y niño, no serán suficientes.

En el momento en que damos por hecho que hay juegos o juguetes específicos de niño o de niña, estamos educando en desigualdad. Cuando televisan los partidos masculinos, y no los femeninos, estamos educando en desigualdad. Cuando negamos a nuestros hijo, salir a la calle con la silla de paseo rosa de su hermana, estamos educando en desigualdad. Cuando no dejamos a nuestro hijo pintarse la uñas, estamos educando en desigualdad.

Cuando jugamos con nuestros hijos a peleas, para enseñarles a ser “machotes” y defenderse, y no lo hacemos con nuestras hijas, estamos educando en desigualdad. Cuando en vez de ofrecer a ambos por igual, y damos por hecho que nuestro hijo no puede hacer gimnasia rítmica, o que nuestra hija no puede hacer judo, estamos educando en desigualdad. Cuando llamamos cotilla y mandona al ver jugar a nuestra hija, y por jugar a lo mismo, a nuestro hijo le decimos que será un buen dirigente o periodista, estamos educando en desigualdad.

Cuando enseñamos a cocinar a nuestro hijo, y no a nuestra hija, eso es desigualdad. Cuando a nuestro hijo le dejamos subir a un árbol, y a nuestra hija no, eso es desigualdad. Cuando en casa, sólo uno de los padres realiza las labores domésticas, eso es desigualdad. Cuando pensamos e inculcamos que sólo trabaja quien recibe remuneración por ello, eso es desigualdad.

Cuando hay una entrevista y a ella le decimos vete guapa y a él le decimos vete elegante, eso es desigualdad. Cuando decimos “habrán votado las mujeres” o “habrán votado los hombres”, eso es educar en desigualdad. Cuando decimos “qué malas son las mujeres entre ellas”, eso es desigualdad. Cuando decimos a nuestros hijos que las chicas tienen menos fuerza, estamos educando en desigualdad.

Desigualdad, desigualdad, desigualdad. Justificar la desigualdad por una única cualidad, como es la fuerza, y obviar otras como la inteligencia, las habilidades sociales, la capacidad de sufrimiento, de esfuerzo y superación, las competencias emocionales, y tantas otras es feo. No está bien.

Los niños, son el reflejo de lo que ocurre en el mundo de los adultos, porque aprenden de lo que escuchan y de lo que ven. Debemos empezar a pensar en personas, y educarlas como personas, independientemente de si son niños o niñas.

Tener un hijo y una hija y exigirles igual, valorarles igual, enseñarles igual, educarles en el respeto, en el entendimiento, en el diálogo, en la ayuda, en el apoyo, en la confianza de que pueden llegar donde quieran, en la contundencia de que no se pega, no se grita, no se daña, no se agrede, y sobre todo, hacer distinciones en base a la diversidad entre personas y no entre género.

Eso es educar en igualdad. Eso es pensar, que aquí, todo suma, todos valemos.

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23 comentarios

  1. Esa conversación como muchas otras es culpa de la educación que le dan los padres. No es normal que con 7 años y en el 2016 se oigan semejantes tonterías. Eso lo fomentan algunos padres

    1. Hola Ander!!
      Cuando hay un niño, hay un padre, o una madre detrás. Por eso es importante, que entendamos que nuestros comentarios y actitudes condicionan, y marcan su personalidad. Un abrazo y gracias por tu comentario!!

  2. Hola a todos. Me ha gustado mucho tu artículo, Izaskun. Yo fui a un colegio de chicas en el que las monjas no nos dejaban jugar al fútbol porque no era un deporte femenino. De esto hace sólo 30 años… Vamos poco a poco…

  3. Es una pena que los mismos niños lo hagan de manera automática. Hay valores que tienen que enseñarse en casa, y si las generaciones venideras van así, hemos avanzado poco. Besitos

  4. Me dan ganas de aplaudir aquí sola delante del ordedador, jaja. Me ha encantado tu artículo, yo lo vivo al tener niño y niña, lo de mandona y listilla ya lo he oído más de una vez, lo de dirigirse al niño para enseñarle cosillas de bricolaje y a la niña no y cosas del estilo. Está en la sociedad, yo veo que la gente lo hace sin mala intención, es que es como si estuviese en el subconsciente de las personas!!

    1. Hola Marta!!
      Totalmente de acuerdo!! Creo que muchas personas no son conscientes de que sus palabras y sus actos hablan de desigualdad. Me han encantado los ejemplos tan gráficos que pones!! Un abrazo y gracias por aportar!!

  5. Me ha gustado mucho el artículo. Creo que todavía hay muchos papás a los que no les gusta que su hijo juegue con muñecas y me da tanta pena, porque luego en el colegio los niños sufren esos acosos por culpa de cosas así. Ya es hora que la sociedad cambie esa visión.

    1. Hola!!
      Tristemente, aún hay muchas personas que se alarmarían al ver a un niño jugar con muñecas. Aún queda mucho por hacer en favor de la igualdad, pero debemos de seguir en ello. Un abrazo y gracias por tu aportación!!

  6. En lo q has escrito se ve perfectamente q tenemos metido en lo más profundo de nuestro cerebro el discurso de la desigualdad sin apenas darnos cuenta. Y claro, lo transmitimos. El primer paso es ser conscientes de ello y lo segundo intentar educar a nuestros hijos en la igualdad lo mejor q podamos sabiendo q a esta sociedad le queda todavía taaanto por hacer q, por lo menos, apotaremos con ellos nuestro granito de arena.

    1. Hola!!
      Totalmente de acuerdo!! Parece que lo tenemos en el subconsciente, y que en muchas veces, se hace sin intencionalidad, por lo que hacerlo consciente, es el primer paso para educar en igualdad. Un abrazo y gracias por tu visita!!

  7. Hola! es verdad que aún faltan muchas cosas por hacer en este tema, y es verdad que debemos empezar desde nuestro hogar, la educación empieza en casa ya que es aquí donde nuestros hijos observan, imitan, copian de nosotros…luego esta la enseñanza en el colegio es cambiar el chip de la sociedad! hay que educar desde el ejemplo no desde las palabras.Hay mucho por hacer!

    1. Hola Silvana!!
      No podemos controlar los comentarios que escuchan fuera de casa, pero si los que tienen lugar dentro, en familia. Es una base tan grande, que si lo hacemos prestando atención al lenguaje y las actitudes, cuando en otro contexto escuchen algo diferente, sabrán lo que es correcto y lo que no. Gracias por aportar, un abrazo!!

  8. Siempre recibo con agrado sus artículos… pero este?
    Comparto la mayoría de ideas publicadas, principalmente en que los hombres y mujeres debemos ser respetados y valorados por igual, pero creo que hay cosas que no pueden cambiar. Jamas dejaría a mi hijo varón, pintarse las uñas por ejemplo… pero respeto la opión de cada uno… Saludos!

    1. Hola. Yo como hombre y padre digo muy claro. Si mi hijo quiere pintarse las uñas, le elijo el color. Es más quería una sillita de paseo de color rosa para llevar una muñeca y se la regale para el cumple, y no pasaaaa nada.
      Mi hija jugando el otro día. Le dice un niño quita que hay que hacer mucha fuerza. Me mira, me pone cara de circunstancias y me dice:”este que dice?” el problema es de los padres que los educan para que hagan tonterías.

  9. Me ha gustado mucho el artículo. Creo que aparte de lo puramente físico todas las demás diferencias entre hombres y mujeres son adquiridas. ¿Por qué no va a pintarse las uñas un chico? De hecho hay muchos que lo hacen por simple estética. Hay que hacer examen de conciencia y partir de cero, sin prejuicios, solo así podremos eliminar realmente las diferencias.

    1. Hola Angeles!!
      Comparto opinión, en que respetando las diferencias físicas, el resto son adquiridas. Aún hay personas, que no están dispuestas a aceptar la igualdad, aunque muchas no son conscientes de ello. Todos tenemos madres, o hijas, o mujer, o hermanas, o amigas. Al igual que tenemos padres, hijos, marido, hermanos o amigos. Algún día, todos seremos más valientes y empáticos, y estaremos más cerca de la igualdad. Mientras tanto, seguimos en ello. Gracias por tu visita y por tu comentario, un abrazo!!

  10. Si vieéramos pintarse las uñas simplemente como parte del deseo de explorar y jugar y no como una antesala de algo que nos da miedo a nosotros (por prejuicios) no habría ningún problema. Luego los tíos se hacen mayores y en cada ocasión que tienen se disfrazan de tía 😀 ¿de mayor sí pero de pequeño no?
    Un gusto leerte como siempre Izaskun

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