Hoy compartimos emociones con Teresa Arias, terapeuta y escritora de “Emonautas”.
Hola Teresa, cuéntanos algo de ti
Hace un tiempo, y por recomendación de un terapeuta, comencé a escribirle cuentos a mi niña interior. Nunca antes había escrito nada -más que el típico diario de adolescente-, pero poco a poco me fue gustando cada vez más y descubrí lo bonito y sanador de la escritura. Desde entonces, y hasta ahora, podría decirse que me he vuelto un poco adicta a la literatura infantil y a los álbumes ilustrados.
Hay gente que colecciona zapatos, sellos o monedas. Yo colecciono cuentos. Y además es algo que me encanta regalar; a los niños que me rodean y también a los mayores.
A día de hoy me siento feliz y afortunada de haber creado Emonautas junto a Eva Clemente. ¿Qué mejor manera que una editorial para llegar a mucha más gente con nuestras historias y mensajes? Para mí, ha sido un sueño hecho realidad.
¿Cómo surgió “Emonautas”?
Emonautas como tal comenzó a gestarse el 25 de diciembre del 2015, el día de Navidad. Debimos ser de las pocas personas en el país que trabajamos ese día, pero qué se le va a hacer, nosotras somos así, peculiares hasta para eso… jeje.
Eva y yo nos conocimos apenas dos meses antes en un curso de desarrollo personal y profesional. Ella ilustraba y escribía cuentos, y yo tenía conocimientos de educación emocional. No encontrábamos demasiados títulos que abordasen las emociones desde un enfoque respetuoso como el que nosotras queríamos darle, así que decidimos embarcarnos en el que a día de hoy es nuestro proyecto de “cuentos para vivir las emociones”. Historias divertidas y entretenidas para los peques, acompañadas de guías para padres y educadores.
Qué interesante Teresa. ¿Crees que es conveniente hablar de emociones con los niños?
Más que conveniente yo creo que es imprescindible. No solo hablar de ellas, sino enseñarles que está bien mostrarlas y darles permiso para vivirlas, sentirlas y gestionarlas sin miedos ni vergüenzas. Respecto a la edad, yo pienso que podemos comenzar a hablarles a cualquier edad, incluso desde antes de nacer, puesto que a día de hoy son muchos los estudios que han demostrado que ya en este período nos sienten y nos escuchan.
Es imprescindible hablar de emociones con los niños
Hay quien se impone a un niño para que de o reciba un beso que no quiere… ¿Qué opinas de ello?
Es un tema controvertido y por supuesto ante todo, respeto las creencias y valores con los que cada familia decide educar a sus hijos. Ahora bien, siempre que hablo de esto me surgen las mismas cuestiones. ¿Por qué si yo misma no saludo a todo el mundo con un beso o un abrazo debo educar a mi hijo para que él sí lo haga? Si yo a veces saludo con un simple “Buenos días”, ¿por qué “obligar” a un niño a hacer algo diferente y que además no le apetece o le asusta?
Creo que muchas veces, no nos paramos a pensar que los niños también tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos y sus afectos. Y de hecho, creo que debe ser en la infancia cuando potenciemos esta capacidad de saber elegir y decidir, de saber decir “no” cuando algo no les apetece o no les gusta.
Por otro lado, yo también me pregunto ¿qué necesidad tenemos los adultos de recibir ese beso de un niño? ¿Qué emoción se nos mueve a nosotros cuando el niño no nos lo quiere dar? Propongo que cada uno reflexione sobre ello pues creo que, como decía al inicio, es algo muy personal.
¿Vivir en una familia que no da importancia a las emociones puede afectar a la autoestima de un niño?
Cuando un niño expresa una emoción y no se siente comprendido, protegido y respetado, la tendencia natural será la de reprimirla para que no le dejen de querer. Aprenderá que lo que está sintiendo no está bien o es malo y por tanto claro que afectará a su autoestima.
El amor incondicional es la esencia de la vida
¡Qué gran verdad! ¿De qué forma podemos ayudar a mejorar la autoestima de nuestros hijos?
Escuchándoles de manera activa y paciente y aceptándoles tal como son. Respetando sus ritmos y sus necesidades en cada momento, tratando de mantener al margen nuestras propias emociones. Sé que a veces esto puede resultar difícil y que nos puede costar mucho mantener la calma pero lo más importante es trasmitirles que pase lo que pase siempre estaremos ahí y les querremos de manera incondicional. Esta es la mejor forma de que ellos vayan aprendiendo a quererse y a aceptarse a sí mismos.
Todos deberíamos tener permiso para sentir y expresar cualquier emoción
¿Qué es para ti el bienestar emocional en un niño?
Que tenga capacidad para expresar libremente cualquier emoción sin sentirse juzgado, avergonzado o esconderse por ello. Y esto dependerá en gran medida del amor, del respeto y de la protección que le brinde su entorno.
¿Se puede ayudar a los niños a exteriorizar la rabia de una forma emocionalmente sana?
Por supuesto que sí. A veces los adultos tendemos a reprimir esta emoción porque de pequeños a muchos nos enseñaron que enfadarse era algo “malo” y como tal, así lo hemos interiorizado. Como consecuencia de esto ahora nos vemos incapaces o limitados a la hora de gestionar de manera sana nuestra propia rabia o las rabietas de nuestros hijos.
Por eso creo que lo más importante es entender que ésta es una emoción como otra cualquiera, que cumple su función y que no es bueno reprimirla, pues antes o después, si no la dejamos salir, ella misma encontrará la manera y en muchos casos no será la más adecuada… Así que mejor expresarla de forma controlada ¿no?
Es necesario enseñar a los niños a expresar sus emociones
Cuando digo “controlada” me refiero a hacerlo bajo ciertos límites, algo que nos ayudará a distinguirla de comportamientos violentos o agresivos que nada tienen que ver con una gestión adecuada de la rabia. Esto es algo en lo que hacemos mucho hincapié en todas las guías para padres y educadores que acompañan a nuestros cuentos.
Es necesario enseñar a los niños a expresar sus emociones bajo nuestra comprensión, amor y respeto, pero también siguiendo una serie de normas y límites que nosotras hemos agrupado en las 5 normas del planeta Bliguleff:
- Jugar siempre acompañado de un adulto.
- No hacerse daño a uno mismo.
- No hacer daño a los demás.
- No romper nada que no esté preparado para ese fin.
y
5. Ayudar a recoger al terminar.
Creo que estas normas pueden ayudarnos a dar estructura y servirnos como referencia, para que podamos acompañar a nuestros niños en su enfado de manera natural y respetuosa: bien sea a través del llanto y sus pataletas, con propuestas que impliquen actividad física, juegos o actividades manuales utilizando diferentes materiales como pinturas, plastilina, arcilla…
Los niños tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos y sus afectos
¿Qué crees que siente un niño cuando le contamos un cuento que trata de una emoción que identifica como propia?
Los niños tienen una gran facilidad para identificarse con los personajes de los cuentos y vivir las aventuras de sus protagonistas en primera persona. Por eso integran como propios sus aprendizajes, lo que les permite incorporar en su día a día recursos y herramientas para gestionar situaciones similares a las de las historias. Los cuentos les ayudan a no sentirse diferentes y a normalizar sus emociones.
¿Alguna recomendación a la hora de contar un cuento a nuestros hijos?
Disfrutar y conectar con el niño que todos llevamos dentro. Podemos poner voces con cada personaje, gesticular, inventar juegos, canciones… En definitiva, compartir tiempo de calidad junto a ellos haciéndoles llegar nuestro amor incondicional.
Los niños tienen una gran facilidad para identificarse con los personajes de los cuentos
¿Cuál es el próximo proyecto de “Emonautas”?
Nuestro principal objetivo ahora mismo es completar la colección de emociones de “Los tentáculos de Blef”. Por ahora tenemos los cuentos de la Rabia y del Miedo, y esperamos que a lo largo de los próximos meses podamos publicar Tristeza, Amor, Poder y Alegría. Lo cierto es que nos gustaría sacarlos todos de golpe pero teniendo en cuenta que somos solo dos, y que por el momento lo hacemos todo nosotras, no damos más de sí… ¡Es lo que tiene el emprendimiento! Jeje.
Cuando un niño expresa una emoción y no se siente comprendido, protegido y respetado, la tendencia natural será la de reprimirla para que no le dejen de querer
Una emoción que todo niño debería sentir…
Esta respuesta la voy a hacer extensible también a los adultos, pues en mi opinión, no solo los niños, creo que todos deberíamos tener permiso para sentir y expresar cualquier emoción, ya sea ésta agradable o desagradable.
Pero bueno, si me tuviese que quedar con una sola, elegiría sin duda el amor. Pienso que el amor incondicional es la esencia de la vida, la energía que nos mueve y la emoción que cualquier persona debería sentir a diario, incluso desde antes de nacer.
Los cuentos ayudan a los niños a no sentirse diferentes y a normalizar sus emociones
El momento más emocional de la semana para ti es…
Uno de los mejores momentos para mí es cuando leo mensajes de clientes que han recibido nuestros cuentos y que nos escriben para compartir con nosotras sus experiencias y anécdotas con los peques. Es un momento muy bonito en el que siento todas las emociones agradables de golpe. Siento alegría al ver que les gustan y se divierten, que se emocionan y aprenden al mismo tiempo; siento poder y fuerza que me animan a seguir confiando y creyendo en este proyecto y en que otro mundo mejor es posible; y siento amor, mucho amor…
Muchísimas gracias Teresa por tus palabras, por tu tiempo, que sé que estáis trabajando mucho y sobre todo, os deseo lo mejor en este proyecto donde tenéis las emociones tan presentes. Un abrazo y hasta la próxima.
Se pueden adquirir los cuentos de Emonautas en su propia web aquí
También se pueden adquirir en Amazon aquí
o en tiendas físicas
3 comentarios
Este tema me apasiona!! Creo que el principal problema es que no sabemos ponernos en la piel de los niños, principalmente porque de niños no se pusieron en la nuestra, y no creemos que ellos tengan esa necesidad de expresarse.
Fantástica labor, felicito a Teresa y a Eva y por supuesto a tí Izaskun por acercarnos a estos temas.
Hola Carol!!
Cuando contamos un cuento, es conveniente ponerse “en la piel de los niños”, tal y como comentas, porque de ese modo, estamos entendiendo lo que sienten y estamos posibilitando poner los matices y la sensibilidad adecuada cuándo y cómo lo necesitan. Un abrazo y gracias por la visita!!