Le enseñas a decir mentiras y no lo sabes


-Mamá… ¿Por qué hay gente que dice mentiras?

-No lo sé cariño. Quizás, no se atreven a decir la verdad porque sienten miedo.

-¿Miedo mamá? ¿Decir la verdad puede dar miedo?

-Hay personas a las que la sinceridad les puede dar miedo, o incluso vergüenza.

-A mí me daría más vergüenza mentir.

-Sí, porque eres valiente, y has aprendido a responsabilizarte de tus aciertos y de tus errores. Y sabes que no siempre es fácil, pero aún así, eliges el camino correcto, que te hará sentir bien contigo misma, aunque no siempre recibas la respuesta que te gustaría.

-¿Tú crees que soy valiente?

-Muy valiente, pero eres mucho más. Eres dulce, tienes un corazón bueno, unos ojos que iluminan, una risa que contagia, unas ideas que me encantan y… ¡tienes chispa! Te quiero por ser como eres y estoy orgullosa de ti, pase lo que pase. Que no se te olvide nunca.

-¿Hasta dónde me quieres mamá, hasta el cielo?

-Hasta la luna y vuelta.

-¡Ah! ¡Yo también te quiero hasta la luna y vuelta mamá!

 Inculcar a nuestros hijos sinceridad, tiene un paso obligado por “predicar con el ejemplo”. De poco sirve reñirle a tu hijo porque te ha dicho que se ha lavado las manos antes de comer cuando sabes que no ha sido así, si previamente le habías dicho que ibas a jugar con él y no lo has hecho.

Ser congruente, es una de las cosas importantes que no debemos descuidar como padres. De poco sirve decirle que nos vamos del parque porque tenemos prisa, si por el camino nos vamos a parar 20 minutos con un conocido. De nada sirve decirle que hay que utilizar los cubiertos para comer, si somos los primeros que cogemos las croquetas con la mano.

Llevar un equilibrio entre nuestras palabras y nuestros actos es imprescindible, y les enseñará el camino correcto sin confundirles. A un niño que escucha “no” pero ve “si”, se le pueden generar dudas sobre el modo adecuado de hacer las cosas, dando lugar a comportamientos dispares, buscando la aprobación, que pocas veces llegará, porque tendrá dificultades en actuar como nos gustaría que lo hiciese.

La mayoría de las veces no somos conscientes de que los niños están expuestos a la mentira más de lo que debieran. Un padre que le dice que tiene muchas ganas de jugar con el pero que cuando lo hace está bostezando o utilizando el móvil, una madre que le dice que hay que vestirse para ir al parque pero que le lleva de compras, un tío que le dice que el domingo irán a la playa pero no van,  una abuela que le dice que hay que irse del parque pero que le va a comprar un caramelo y no lo hace…

Protégele de quien miente por sistema

Los niños lo captan todo y son conscientes de muchas más cosas de las que pensamos, por lo que es preferible jugar menos tiempo con ellos, pero cuando lo hagamos que perciban que lo disfrutamos. Siempre es mejor decirles la verdad, aunque ello implique que en ocasiones haya que adaptarla a su edad, que mentirles. Un padre que miente a sus hijos, no debería poder llamar la atención a su hijo por decirle que ha recogido sus juguetes cuando no ha sido así, porque le está riñendo por algo que su hijo ha aprendido de él.

Si detectas que tu hijo te miente, no le riñas, habla con él, y busca de dónde viene esa influencia para poder cambiarla. Modula el entorno, habla con tu hijo, y empezará a actuar en consecuencia. Explícale la importancia de ser consecuente con sus actos, se gráfico, ponle ejemplos y ayúdale a que empatice con quien vive en “la mentira” para ayudarle a reconducir su actitud.

Hazle saber, que en casa se valora la sinceridad, aunque está debe de ser dicha cuidando las formas, y que siempre es preferible escuchar “mamá, por favor, no me riñas… he hecho algo que no está bien… he copiado en el exámen”, que enterarte por un profesor que ha copiado cuando él te había dicho que iba a sacar buena nota porque sabía bien el temario.

Nuestra respuesta ante una confidencia sincera, debe ser medida para hacer efectivo el valor de la sinceridad. Cultiva desde niño, y cuando se tome su primera copa, o se de su primer beso, no tendrá reparos en contártelo, porque sabrá, que ante una afirmación sincera, hay una respuesta respetuosa.

Protégele de quien miente por sistema, de quien omite y de quien oculta, explicándole que no todo el mundo valora la sinceridad, y que aunque las personas merecen nuestra confianza y respeto, con el tiempo, irá comprobando con quiénes puede ir “de la mano”.

 

Te podría interesar.

5 comentarios

  1. Toda la razón! Yo me crié así con mis padres diciéndome cosas que nunca se cumplían … Y no quiero eso para mis hijos! Por eso si digo algo, ya sea que voy a jugar o un castigo que les pongo me aseguró que se cumple. Y hasta ahora todo ha ido bien!

    1. Hola Caro!! Gracias por compartir tus vivencias. La parte positiva es que has podido darte cuenta de lo que no te gusta, y poner en práctica otra forma diferente de relacionarte con tus hijos. Un abrazo y gracias por la visita!!

  2. Que gran post! Soy de los que piensa que los [email protected] son personas pequeñitas que no se les debe engañar, que siempre hay que hablar y razonar con [email protected], cumplir lo que se les dice (no hace falta prometer nada) sea bueno o malo, etc.

    Todo esto a veces es difícil, nadie dijo que ser mamá/papá fuera fácil ;), pero encima lo complica mucho el entorno que como dices “miente por sistema” y muchas veces no se les puede proteger de él… Cuantas veces tengo que oír cosas del tipo “no toques eso que te regaña el señor”…

    1. Hola!!

      La verdad es que los niños, son grandes personas en cuerpos pequeños, más jóvenes que los adultos, pero con una capacidad sensitiva y de percepción del entorno, de cada estímulo, del lenguaje verbal y no verbal… que impresiona. Por eso es tan importante tratarles con respeto y no mentirles.

      Añado un enlace, que viene al hilo de tu comentario, creo que te gustará. Un abrazo y muchísimas gracias por tu visita y por aportar!!

      /nos-vamos-de-compras-y-se-lia/

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


*