-“Mamá, no me gusta cómo soy”.
– Ummm…¿Qué respuesta le doy? Uff…, allá voy… “Cariño, te diré algo. Hay tantas personas que piensan como tú y no lo dicen, como tantas que lo pensaron en su adolescencia, en su infancia o juventud y no fueron capaces de quererse a lo largo de los años. Eres valiente por darte cuenta y fuerte por atreverte a admitirlo y pedir ayuda.
Te diré algo: Nadie es perfecto. La perfección no existe. Lo que para unas personas, es bueno, para otras puede no serlo. Todo depende del ojo con el que lo mires, depende de lo que te exijas, depende de lo que te quieras, de lo que estés dispuesta a cambiar…y a aceptar.
Es un aprendizaje que para muchos dura toda la vida, pero yo quiero compartirlo contigo porque te quiero pero sobre todo porque sé que eres responsable y consecuente.
Cuando estaba en el cole, había muchas chicas más guapas que yo. También había chicas más fuertes y más listas que yo. Y también había muchas con más pecho que yo, e incluso con menos tripa. También había quien vestía mejor. Y en una etapa me confundí y pensé que todo eso estaba relacionado con la popularidad, con el éxito y con mi felicidad. Y eso me hizo infeliz, como entiendo que hoy te sientes tu.
Y te diré lo que no vi: No vi que por cada chica más guapa que yo, había una más fea. No vi que por cada problema que no resolvía, había uno que sí resolvía. No vi todo lo bueno que tenía: mis valores, mi simpatía, mi fortaleza, mi alegría y todo lo que yo valía, que son los mejores compañeros de viaje, los que acompañan toda la vida. Los que te rodean de amigos, los que te hacen diferenciar lo que es correcto de lo que no, los que te hacen tomar buenas decisiones, los que te hacen recibir un abrazo sincero.
Todo lo superficial que en su día creí bueno… excluye, hunde y confunde. Quien se quedó sólo con el envoltorio, llegó vacío por dentro. Yo decidí llenarme de experiencias y quedarme con lo que merece la pena, y entendí que no se puede ser la mejor en todo pero sí en algunas cosas. Y entonces me acepté y florecí por dentro, y por fuera.
No todas las personas conocen la felicidad, pero tú tienes todo en la vida, para tocarla y quedarte con ella. La parte superficial, es pasajera y hay que verla así, sabiendo que acompaña y ayuda, pero que por sí sola no excluye, que es el interior lo que más vale y que una persona noble, con corazón, tiene lo más valioso para ser feliz.
Cuídate y te querrán cuidar. Quiérete y te harás querer. Pon luz y tendrás luz. Regala sonrisas, empatiza, entiende, escucha, comprende, déjate querer, rodéate de quien te quiere por ser como eres”.
Aceptarse, es el primer paso para ser feliz.
La adolescencia es una etapa de cambios físicos y también psicológicos. Es el paso de la infancia a la madurez y ese proceso suele estar lleno de altibajos emocionales que en ocasiones ni ellos mismos comprenden. Pero sin entenderse, se sienten entendidos por sus amigos con sólo mirarse. Precisamente porque están pasando lo mismo que ellos, sintiendo igual, cambiando a la vez, experimentando juntos.
Es una complicidad que no existe entre padres e hijos. Pero que tampoco debe de existir. Simplemente, estamos en otra fase y tenemos otro rol. La forma de ayudar pasa por entender que tener amigos, es tan necesario como sentirse querido y apoyado en el hogar, aunque lo exterioricen de forma diferente a como lo hacían cuando eran niños.
Podemos recordar cómo nos sentíamos nosotros en esa edad, para poder empatizar mejor con sus necesidades e inseguridades, pero también con el sentimiento encontrado de sentirse “dueños” del mundo. Podemos dejarles disfrutar de la adolescencia estando cerca para sujetarles y apoyarles. No deja de ser una gimnasia emocional también para los padres pero todo lo que decimos y hacemos, deja “poso” y queda.
No dejes de decirle todo lo que vale.
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5 comentarios
Qué etapa más difícil! recuerdo la mía y tiemblo de pensar en cuando tenga que volver a pasar por ella como madre, en si sabré afrontar todas estas situaciones. Genial tu forma de explicarlo y resolverlo.
Hola Carol!!
Es una etapa delicada que puede dar “vértigo” pero con respeto, comunicación y ganas de resolver los conflictos… se van solucionando. Un abrazo y gracias por la visita!!