– ¡Hola! ¡Te iba a preguntar qué tal estás, pero ya veo que estupendamente! ¡Pero que niño más bonito y espabilado tienes! ¡Estarás encantada!
– Pues la verdad es que sí. Qué te voy a decir yo. Desde el primer mes le ponía boca abajo para que cogiese fuerza en la cabeza y ahora que tiene cuatro meses, le coloco sentado con cojines y ¡no veas cómo juega! ¡Yo creo que al ritmo que lleva, con 10 meses está corriendo!
– Que no te extrañe. Ya se ve que le estimulas mucho. Me marcho que ando con prisa. ¡Otro día estamos!
Se habla tanto de estimular, que es fácil que se asocie la idea de que quien no estimula no educa, no enseña.
¿Qué es estimular?
Estimular es ofrecer apoyo para que un bebé avance, es posibilitar que un niño de lo mejor de sí. Es acompañar para darle seguridad, para favorecer un cambio que necesita para mejorar. Es animar, es aportar estrategias para su bienestar físico y emocional.
Es impulsar el movimiento natural del niño utilizando recursos como el espacio, y objetos concretos. Es incluir estímulos específicos en el momento y el lugar adecuado para motivar en el niño la adquisición o mejora de una habilidad.
Es garantizar que un bebé adquiera una postura de forma correcta sin precipitarla. Es favorecer que aprenda a voltearse en ambos sentidos y no en uno solo, es dejarle moverse en libertad impulsando movimientos sanos y adecuados.
¿Cuáles son los errores más frecuentes?
Se puede tender a pensar que estimular es la “hermana pequeña” de forzar. Se puede entender que conseguir algo cuanto antes es lograr el objetivo porque se está haciendo bien. Pero estimular no tiene nada que ver con forzar. Todo lo que implique obligar, o mantener a un niño en una postura para la que no está preparado es dañar, es herir, es no respetar.
Mantener a un bebé de dos meses boca abajo pensando que así se le estimula, y será capaz de gatear antes, es dañar su bienestar emocional. Colocar a un bebé en una postura que no ha adquirido por sí mismo y de forma natural, es obligar, es agredir su seguridad, su autoestima.
¿Qué está pasando?
Cuando nace un bebé, nos llegan tantos mensajes y cada uno con un contenido tan diferente, que aún decantándonos por lo que creemos que es mejor, es fácil equivocarse. Es frecuente escudarse en “Tú ponle así que aunque proteste un poco, verás qué pronto espabila”. Es fácil ir por el atajo pensando que cuanto antes logre sentarse, correr o gatear, mejor estará.
¿Y el niño?
Los bebés se mueven. Se mueven desde que están en el útero, y se mueven aún más al nacer. Necesitan moverse para crecer sanos, para poder explorar y experimentar. Y para ello, es fundamental que les coloquemos en un lugar y en una postura que se lo permita.
¿Cómo lo hago?
Recién nacido. Primer mes aproximadamente
Un recién nacido necesita brazos y abrazos, necesita pecho, contacto piel con piel, cariño y sentir que su madre está junto a él. En los momentos en los que vayas a dejarle tumbado, conviene hacerlo en posición “boca arriba”, con las manos y los pies al aire si la climatología lo permite.
Beneficios: Esta posición permite a tu bebé beneficiarse de estímulos visuales que podrás colocar tanto a ambos lados como encima suyo. Lo ideal es utilizar láminas en blanco y negro a unos 35 cm. Esto favorecerá que fijen la mirada y que la dirijan hacia un punto fijo y ayudará a que muevan la cabeza a ambos lados.
Es importante que alternes las fichas laterales, ya que, suelen mostrar preferencia. Si la que más le gusta es la que está a la derecha, tenderá a mirar hacia ese lado. Conviene buscar la simetría para que aprenda a mover la cabeza a ambos lados sin distinción. Es el primer paso hacia el volteo bilateral.
La estimulación trata de buscar el equilibrio
Bebé primera fase. 2-4 meses aproximadamente
Tu hijo sigue necesitando tus brazos, tu cariño y tú cercanía. Aún no consigue voltearse pero empieza a tener gran movimiento por lo que el momento está cerca. Cuando no esté en tu regazo, prescinde de sillas, hamacas y todo lo que implique llevar cinturón, estar atado.
Busca una superficie de firmeza media, que sea semidura y ubícala en el suelo. Retira cualquier cable o material que pueda ser peligroso. Colócale “boca arriba”, descalzo a ser posible para favorecer el agarre y pon juguetes tanto encima como a lo largo de su contorno.
Es importante que pongas algunos a su alcance -para que no se frustre de forma innecesaria- y otros más lejos para motivar su movimiento. Es conveniente que los vayas rotando y que te sitúes dentro de su alcance visual. Acompáñale con tu voz, con tus canciones, con tus sonrisas y con tus caricias.
Es posible que las primeras veces apenas quiera estar dos minutos. La explicación es que este tipo de actividad agota, por lo que la exposición siempre debe ser marcada por el bebé. Por sus ritmos, por sus tiempos. Conviene que conciba esos momentos como placer y disfrute por lo que no le dejes llorar. No conviene que estar en el suelo le genere rechazo, ya que va a ser fundamental para su desarrollo y este hecho podría ralentizarlo.
Si le colocas boca abajo, tu hijo se sentirá indefenso, se sentirá castigado, no podrá moverse, no podrá jugar, estará “viendo suelo”, no podrá disfrutar ni desarrollar su creatividad, su pensamiento. Obligarle a permanecer en esa postura cuando no es capaz de girarse solo, es dañar su bienestar emocional.
Beneficios: mejora de su motricidad gruesa favoreciendo el alcance de objetos, el desarrollo sensitivo del tacto, el volteo, la exploración, la experimentación y el desplazamiento.
Bebé segunda fase 4-6 meses aproximadamente
Tu hijo ya sabe girarse y tiene criterio propio y preferencias a la hora de elegir sus juguetes. Está haciendo muchos avances y es cuestión de tiempo que logre sentarse o gatear.
Puedes favorecer esta actividad colocándole en el suelo, en posición “boca arriba”. Ya no será necesario que estés tan cerca a no ser que él lo demande, aunque si conviene que le cantes y le hables para que sepa que aunque no te vea, estás con él.
Coloca los juguetes de forma estratégica con la distancia suficiente para animarle a moverse. Los juguetes tienen que dar la sensación de “esparcidos” para dirigir sus movimientos de forma que los adquiera en simetría. Recuerda que debes evitar superficies blandas y lugares donde esté atado si lo que pretendes es favorecer su motricidad, su desarrollo y su bienestar emocional.
Beneficios: exploración, seguridad, autonomía, mejora de la psicomotricidad, de la exploración, de la experimentación y del pensamiento elaborado.
Bebé tercera fase 6-10 meses aproximadamente
Tu hijo ha aprendido a sentarse y a gatear por lo que le puedes dejar sentado tranquilamente. Recuerda hacerlo en un lugar seguro y evitar las alturas para reducir el riesgo de caídas. Ten en cuenta que gatear es tremendamente positivo y favorable para su bienestar emocional por lo que puedes animarle a hacerlo mediante juegos como ir detrás de un balón, de un globo o jugar a “pillar”.
Beneficios: coordinación oculo manual -responsable de la escritura entre otras cosas-, enfoque visual, ubicación espacial, estimulación cerebral, lateralidad, adquisición de autonomía y de seguridad.
Bebé cuarta fase. 11-15 meses aproximadamente
Tu hijo empieza a ponerse de pie. Recuerda que estimular no es forzar. Si lo hace demasiado pronto y no está preparado, no sólo puede originar dificultades en la presentación de la marcha si no que puede derivar en problemas precoces de inseguridad.
Regálale seguridad. No le cojas de las dos manos forzando la marcha erguida. Necesita saber que puede hacerlo sólo. Favorece el gateo y espera que sea su momento. Cuando se coloque de pie, felicítale pero sitúate cerca para evitar golpes y para mostrarle que también en esos logros, estás junto a él. Acompáñale, pero no le lleves de la mano a los sitios a no ser que así te lo pida. Es preferible que vaya gateando pero que vaya solo a que vaya andando de la mano porque aún no sabe hacerlo solo.
Beneficios: seguridad emocional, adquisición de la marcha con autonomía, desarrollo de la motricidad gruesa.
6 comentarios
Es tan difícil ser padre y tan fácil dar consejos al resto… Muchas gracias Izaskun!
¡Hola Oscar!
Tienes razón, ser padre no siempre es fácil, porque la intervención “perfecta” no siempre puede darse… y surgen dudas.
Lo importante es hacerlo lo mejor que sabemos, ponerle ganas y corazón y formarnos en la medida de lo posible. Escuchar “consejos” es gratuito y tienden a darse desde la buena intención, pero conviene ser crítico con ellos para quedarnos con lo que nos aporta luz y buen hacer. ¡Un abrazo y gracias por la visita!
Que gran forma de describir la estimulación! Como bien dices hay quien lo ve de la forma completamente equivocada, o incluso piensan que es algo negativo!!!
Gracias por los consejos seguro que en breve me vienen genial! 🙂
Muchas gracias por tus palabras Ainara!! Seguro que estimulas de forma correcta, un abrazo!!