Poner la zancadilla a tu hijo es frustrarle, sí. No dejarle llevar al colegio sus zapatillas favoritas también. Obligarle a llevar un peinado que no le gusta o no dejarle elegir entre pera o manzana también entran en la categoría de frustrar, sí; pero también de fastidiar, al igual que meterle el dedo en el ojo, dejarle sin papel higiénico en el cuarto de baño…, y un sinfín de ideas que se nos podrían ir ocurriendo.
Es cierto que los niños tienen que aprender a frustrarse, y a gestionar los sentimientos que tienen cuando algo no sale como les gustaría, pues esto les hará más resolutivos cuando sean adultos, ya que, tendrán más estrategias para responder de forma eficaz a los contratiempos que les surjan. Sin embargo, no se consigue una tolerancia adecuada molestando a los hijos para que se frustren mucho, ni por supuesto, evitándoles la frustración para que no se disgusten.Todo en su justa medida.
Hay una diferencia muy grande entre acompañar en la frustración, evitarla y generarla
La vida tiene suficiente dosis de frustración por sí misma como para necesitar una dosis extra. Los padres no debemos ser quienes provoquemos frustración a nuestros hijos, sino los que les ayudemos a superarla, destinando para ello todos nuestros recursos en proporcionarles las herramientas precisas a través del diálogo o del juego. Esto hará niños emocionalmente estables y sanos lo que facilitará que desarrollen su inteligencia emocional de forma plena, porque estarán seguros de que sus padres no toman decisiones caprichosas sino consecuentes.
La tolerancia a la frustración se entrena acompañando y guiando a nuestros hijos y ofreciéndoles pautas cuando surgen situaciones cotidianas que les generan frustración, tales como, ponerse enfermo el día que hay una excursión en el colegio, perder un partido de baloncesto o quedarse sin helado porque se le ha caído al suelo. Estas son formas de frustración emocionalmente sanas a las que todas las personas estamos expuestas y que forman parte de nuestro aprendizaje personal en el control y la gestión de nuestras propias emociones.
No hay vida sin emoción
Una buena forma de acompañar en la frustración es poner palabras a sus sentimientos. También podemos contarles una situación similar que los padres hayamos vivido y resuelto. De este modo, los niños se sienten comprendidos y apoyados entendiendo que no son los únicos a los que les pasan estas cosas.
En el caso de que se ponga enfermo y no pueda ir a la excursión se le puede decir algo como: “Vaya, qué pena que te has puesto enfermo ¿verdad?… ¿Tienes mucho disgusto?… Con la ilusión que te hacía…, es normal que te sientas triste o con rabia. Mira, cuando yo era pequeño, me iba a ir de vacaciones con los abuelos, y esa noche me puse enfermo. Teníamos las maletas preparadas… ¡Imagínate qué jaleo!, pero ¿sabes qué? Pues que me achucharon tanto los abuelos y con tantos mimos que me curé muy rápido. ¡Y esos mismos achuchones te los voy a dar yo a ti!”.
Se trata de entender que las cosas no siempre salen como uno quiere
En definitiva, asimilar que las expectativas iniciales no tienen por qué corresponderse con las reales, pero que hay que adaptarse y salir fortalecido, desarrollando desde niños estrategias internas ricas que nos permitirán ser más felices a lo largo de toda la vida.
En un colegio, un profesor se planteó medir el nivel de frustración de sus alumnos y el modo en que encajaban una noticia no esperada y poco agradable. Para ello decidió hacer un experimento.
El viernes, día de la excursión trimestral, llegó a clase a las 9:00 de la mañana y les dijo: “Ha habido un imprevisto. Hay un problema con el autobús y no vamos a poder hacer la excursión”.
La clase se dividió en tres grupos con opiniones diferenciadas. Una parte, no aceptó lo sucedido y respondió con impulsividad revolviéndose ante la “injusticia” de lo sucedido con quejas y buscando culpables. Curiosamente, otra parte de la clase, asumió sin protestar. La parte restante de los alumnos, trataron de buscar soluciones y alternativas dialogando y negociando una excursión modificando el transporte o el lugar.
Pasados esos primeros momentos de tensión, el profesor les comunicó el experimento y les dijo que la excursión seguía en pie y que a lo largo del día hablarían de ello. La conclusión del profesor y de los alumnos finalizado el día fue la siguiente:
Los niños que han crecido en un ambiente que les evita frustraciones no asumen bien que las cosas no salgan como desean mostrando una baja tolerancia a la frustración y un pobre control emocional.
Quienes crecen en un entorno que les provoca frustraciones, aceptan con sumisión mostrando una sumisión aparente de las normas. Además muestran una alta tolerancia a la frustración acompañada de un dolor emocional latente que repercute de forma negativa en su autoestima y bienestar.
Aquellos que han sido entendidos y acompañados en las frustraciones de la vida diaria, tienen una adecuada tolerancia a la frustración, un mayor control emocional y un mejor aprovechamiento y gestión de sus emociones. Todo esto, les permite adaptarse antes a los cambios poco agradables mostrando más recursos internos y buscando soluciones o alternativas razonables.
Aquel día, los alumnos le dieron las gracias. Aquel día, los alumnos entendieron y aprendieron muchas cosas. El profesor también”.
Está en tus manos provocar, evitar o acompañar
Cuento recomendado para ayudar a tu hijo con la frustración:
15 comentarios
Hola, empiezo a ponerlo a prueba hoy mismo. Sin dudarlo. Luego cuento.
Muy bien!!
No podría estar mas de acuerdo!! Me paso el día diciéndole a la gente que no le “piquen”, que no es justo que lo hagan solo para ver como se enfada o como llora. Tiempo tiene de frustrase por otras cosas que le sucedan, como para que le provoquen mas por capricho. Comparto.
Hola!!! La verdad es que hay personas que son partidarias de frustrar a los niños y quiero pensar que lo hacen por el desconocimiento que les puede suponer este impacto a nuestros hijos. Muchas gracias por tu comentario, un saludo y nos leemos.
Por cierto, en el icono de twitter, para ir a tu red, me lleva a la de facebook.
Muchísimas gracias por avisar, a ver si puedo cambiarlo rápidamente.
Me ha encantado! Gran ayuda como siempre. Estaré atenta para acompañar a mi hijo en su frustración y no provocarla o evitarla.
Hola!! Seguro que lo consigues!! Un abrazo y gracias por la visita!!
Tus entradas son muy enriquecedoras. De ellas siempre aprendo algo, muchas gracias, algunas incluso me llegan a emocionar. Me gusta mucho leerte. Y releerte 😉
Hola Marta!!
Me alegro de que te sirvan. Agradezco mucho tus palabras. Un abrazo y muchas gracias!!
Como siempre que gran post y que gran ayuda! que complicado es educar a un hijo… pero con explicaciones como esta parece que lo pones más fácil! gracias!
Hola Ainara!! Gracias por tus palabras!! Me alegro de que te sirva!!