A nuestros hijos, especialmente en la primera infancia, les encanta pasar tiempo con sus padres. Aprovechar todos los momentos posibles, incluye las comidas, donde además, podemos transmitirles las normas básicas de “protocolo” como no cantar mientras se come o no masticar con la boca abierta.
Pautas antes de comer
Antes de empezar a comer, conviene que el niño colabore poniendo la mesa en la medida de sus posibilidades. Un niño de un año, puede llevar las servilletas, mientras que uno de cuatro, puede llevar también los vasos, las cucharas y los platos. De este modo, irá entendiendo que en breve va a ser el momento de comer, siendo además, una forma de exponerse a los “encantos” olfativos y visuales de lo que se va a degustar.
Es recomendable además, que adquieran el hábito de lavarse las manos, por lo que, en el momento previo a sentarse a la mesa para servir la comida, es interesante que vean que los adultos lo hacemos, ya que somos su modelo a seguir, y en quienes basan la imitación para el posterior aprendizaje.
Pautas durante la comida
Comer en familia no solo da la oportunidad de hablar, de mirarse, de sonreírse, y de favorecer el vínculo, sino que además posibilita que los niños aprendan formas adecuadas de comer, en cuanto a variedad, cantidad y autonomía en el uso de los cubiertos, estimulando así la psicomotricidad fina.
Los padres tienen que contar las cosas que les han sucedido para fomentar la comunicación, de modo, que cuando se les pregunte a los niños, no suene a interrogatorio. Si estos aún no saben hablar, se puede ayudar poniendo voz a lo que han hecho a lo largo del día. Es una forma de que entiendan e interioricen, que preocuparse por las cuestiones cotidianas de la familia, es una buena manera de sentar las bases comunicativas, siendo una herramienta duradera, que querremos mantener intacta en periodos delicados, como puede ser la adolescencia.
Es preferible posponer temas en los que previsiblemente puedan surgir roces, para que la comida se entienda como un momento de disfrute y relajo familiar, y no como una posible mesa de “debate”.
Hay que inculcar respeto hacia la persona que ha cocinado, ayudando a modificar verbalizaciones similares a “¡qué asco!” por “no me gusta”. Explicar a nuestros hijos la diferencia entre ser respetuoso y ser ofensivo, puede requerir algún recordatorio, pero dicho desde el cariño, y fomentando la empatía es algo fácil de conseguir. Para ello, se puede recurrir a un ejemplo gráfico como puede ser preguntarle qué sentiría, si después de hacer un dibujo con ilusión, alguien le dice que le da asco. Probablemente entienda que será mejor cuidar la expresión verbal y decir: “no es de mi gusto”.
La televisión, los teléfonos y los juguetes, no deberían ser elementos de ayuda en el día a día, para poder aprovechar todas las posibilidades que nos ofrece la buena compañía. Las personas, a no ser que exista un trastorno alimentario, y así lo indique el criterio profesional, o una indicación médica expresa, no debemos comer sin ganas. Esto incluye especialmente a los niños, que no debieran de precisar distractores en la primera infancia para hacerlo, ya que el estímulo alimenticio debería ser suficiente por si sólo para asegurarnos de que desarrollen hábitos de alimentación adecuados.
Pautas después de comer
Recoger la mesa entre todos, fregar, barrer…cada uno en base a sus posibilidades, es una buena forma de enseñar a colaborar, y de ayudar en una actividad conjunta, que nos permitirá fomentar la autonomía de nuestros hijos, la responsabilidad, la educación en igualdad , y prevenir respuestas futuras similares a: “¿Por qué lo tengo que recoger yo?”.
Finalizar la comida con el lavado de manos y una buena higiene bucal, es una oportunidad de educación para la salud, donde podemos transmitirles la importancia de cuidarse.
Los abrazos siempre vienen bien, puedes probar a abrazar después de comer, a acariciar, y a querer, también con el estómago lleno. Tus hijos, te lo agradecerán toda la vida.
7 comentarios
En nuestro caso todo iba muy bien hasta que mi niño ha empezado el cole, y no es que ahora vaya mal, pero es diferente, sale del cole muy nervioso y hay días que me cuesta mucho mantener la rutina, a la mínima se le tuerce el carro y ya no come o come menos. En ello estamos jejeje
Hola Carol!!
No cabe duda que a veces hay factores externos que pueden condicionar el modo en que comen. Seguro que lo consigues reconducir transmitiéndole tranquilidad y la seguridad de que te tiene para él de forma incondicional y no mostrando frustración cuando tus expectativas no coinciden con su comportamiento “en la mesa”. Un abrazo y gracias por pasarte!!
ufff…..yo he probado todo y de todo. Me ha salido mal comedor y he pasado ya todas las fases: Chantaje, obligar,enfadarme,pasar.. es horrible jaja.
Eso si, me gustan los buenos hábitos ya coma mejor o peor. El ya ayuda a poner la mesa, nos sentamos todos juntos, y procuro que aprenda buenas maneras.
Por cierto, sobre educar en igualdad, tenemos mañana un post nosotras.
Hola Sra. Jumbo!!
Nuestra actitud condiciona su respuesta, por eso es tan importante tener en cuenta unos criterios básicos, y por supuesto no forzar. Un abrazo y gracias por la visita!!