Hoy he tenido un sueño en el que me caía, y tú me recogías. Y mientras, me limpiabas las heridas, empapabas tu ropa con mi llanto abrazándome y consolándome como sólo tú sabes. Y al llegar a casa me bañabas, llenando todo de pompas de colores que me hacían sonreír, y brillar junto a ti. Y en ese momento, me sobraba todo lo demás mamá. Sólo tú y yo, y no necesitaba nada más.
Y sabes mamá, mi sueño eran tan bonito porque cada día me haces sentir que soy todo para ti, que merezco la pena, que valgo, y que soy quien te hace sonreír. Y eso es lo más bonito que me han hecho nunca mamá, cuidarme y quererme como tú lo haces. ¿Sabes mamá? En mi sueño, te veía sonreír y ser feliz junto a mí.
Y mi sueño seguía mamá,…, seguía por la mañana, cuando venías y te acurrucabas conmigo, despertándome con besos, cuentos, caricias y abrazos. Y con alguna cosquilla nos levantábamos para desayunar charlando y riendo. Y corríamos por el pasillo a lavarnos los dientes al ritmo de esa canción, que nos hace bailar y reír, y que no queremos parar de oír.
Y me he despertado pensando,… cómo era posible que mientras yo dormía, tu preparases ropa, comida y alegría. Y pensando que cada día contigo es un regalo, y que por muchos malentendidos que tengamos, no hay un minuto en el que no quiera estar junto a ti, y no me sienta orgulloso y feliz de ser tu hijo. Y he seguido pensando en el modo en que me miras, en cómo me cuidas y en cómo me haces sentir. Y me he dado cuenta todo lo que te quiero y te necesito mamá. No me faltes nunca mamá, porque eres lo más precioso que tengo en mi corazón.
Mamá, tú lo eres todo.
Sería bonito encontrar un escrito así en la almohada, pero la realidad es que nuestros hijos, aunque sienten todo esto y más, no siempre nos lo trasladan en palabras. Ser madre es mucho más que escuchar; ser madre, también es “leer”, es saber, que aunque no nos lo digan, cada abrazo cuenta, cada mirada, cada sonrisa… lo dice todo.
Ser madre es saber que aunque haya momentos en los que nos sentimos desbordadas, y que tenemos dudas de si lo podríamos hacer mejor, sabemos que lo damos todo, que cada pequeño detalle, es mucho para ellos, y que lo que hagamos hoy, cuenta para hoy y para mañana.
Ser madre es saber que la infancia son etapas, y que es preciso acompañar en cada una de ellas disfrutando los buenos momentos con sonrisas y ayudando en cada lágrima. Ser madre es saber que todo lo que hagamos por ellos, educa, y crea estructura para mañana. Ser madre es entender que en la maternidad todo cambia para ti, y aún así, ser feliz. Ser madre es saber organizar, es hacer varias cosas a la vez porque el tiempo nos condiciona, ser madre es conectar con las emociones de nuestro hijo, de modo que si sufre, sufrimos con él, y si disfruta, lo hacemos con él.
Pero por encima de todo, ser madre es querer, querer en grande, respetando, entendiendo, abrazando, acariciando, consolando, escuchando, ayudando, esperando, y sabiendo, que por ellos, lo damos todo, porque no hay querer más grande que el de una madre a un hijo. Puede haber un querer diferente, pero no más grande. El más grande, el más fuerte…es para ellos y lo será siempre.
Pero para poder hacer todo esto…
Quiérete, mímate y cuídate.
6 comentarios
Qué bonito, y es que es verdad, aunque no nos lo digan, es así cómo nos sienten nuestros hijos 🙂
Hola!!
A veces sus palabras no acompañan a toda la magnitud de lo que sienten, pero en cada abrazo, cada mirada y cada sonrisa… lo dicen todo. Un abrazo y gracias por la visita!!
Precioso!! Me ha encantado. Ahora las que somos madres entendemos mejor esto que cuentas, pues cuando solo somos hijos, aunque lo sentimos, no acertamos a decirlo ni a hacerlo ver como deberíamos. Un besazo!
Hola!!
Cuanta verdad. Cómo cambia la perspectiva cuando ya somos madres, y cómo cambia también el modo en que entendemos la maternidad de nuestras madres. Un abrazo y muchas gracias por pasarte por aquí!!