¿Quieres que tenga autonomía y haga las cosas solo? Descubre cómo empezar


Cuando son bebés les vemos tan indefensos y nos inspiran tanta ternura que todas las atenciones nos parecen pocas. Y así debe ser. Hacia los 2 años empiezan su etapa infantil, en la que dejamos de considerarles lactantes…, aún tienen tanto que aprender, que en cada “pequeño” logro, como coger un tenedor, correr, saltar, hablar, se nos ilumina la cara con una sonrisa.

Llega el día en que crecen más y aumenta su autonomía, y el día en que tienen 6 años, y queremos exigirles que ayuden a poner la mesa, a guardar y ordenar cosas, a llevar su ropa sucia a la cesta… y el día, en que creemos que tienen edad para obedecer… y no siempre lo hacen. Y surgen los conflictos.

Las normas en la rutina familiar, el respeto, el cariño, el diálogo, la colaboración, los hábitos de higiene, de alimentación… son aspectos, que se pueden y se deben enseñar desde que los niños cumplen aproximadamente el año de edad.

Aprender a respetar el turno de palabra, a escuchar, a hablar, a sonreír, a mirar a los ojos, a valorar las cosas y a las personas, a esperar …, a querer, a ayudar, a lavarse las manos antes de comer, a lavarse los dientes después de las comidas, a poner y recoger la mesa, a sacar los cubiertos del lavavajillas, a poner una lavadora y colgar la ropa… no requiere tener una edad específica en la que ponerlo en práctica para asegurarnos que lo interioricen.

No deberíamos decir: “ya tiene 4 años, ya puede aprender a jabonarse el cuerpo en la ducha”, porque estamos poniendo límites a las habilidades de nuestros hijos. Sería más adecuado, ofrecerles una esponja desde que son bebés, mientras nosotros utilizamos otra para ayudarles, hasta que adquieren la destreza para hacerlo de forma autónoma.

Aprovechar estos momentos para que tomen conciencia de su cuerpo nombrando las partes del cuerpo, a la vez que se estimula el lenguaje, acariciarles, mantener contacto visual, sonreírles y explicarles la importancia de una buena higiene, tiene mucho más valor emocional, que pretender que con cuatro años se jabonen sólos porque nos parece que ya tienen “edad para hacerlo”.

Cuanto antes incluyamos a nuestros hijos en nuestra vida diaria, en nuestros hábitos, normas y valores, más sencillo será que lo aprendan a modo de juego, que colaboren, que valoren lo que tienen y que entiendan, que con el tiempo perfeccionarán la técnica pero que tienen grandes habilidades y son muy capaces de hacer grandes cosas.

Jugar con nuestros hijos al escondite, a pillar, a saltar, a una sesión de cosquillas, a disfrazarnos, a un juego de mesa… es necesario para su bienestar emocional, como también lo es que nos vean y ayuden con dos años a elegir las pinzas para colgar la ropa, a llevar el pan y las servilletas a la mesa y a recoger el lavavajillas.

Incluir actividades domésticas en su rutina diaria desde la primera infancia, adaptando su nivel de participación a su edad, garantizará que, a medida que crezcan, no sea necesario enseñárselo porque lo habrán aprendido de forma natural mediante la imitación, lo que nos evitará conflictos más adelante. La mejor manera de enseñar, es hacer las cosas con ellos, ayudando mucho al principio, y reduciendo de forma paulatina el nivel de ayuda, hasta que sean capaces de hacerlo solos.

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7 comentarios

  1. Hola Izaskun. Me parece genial. Es verdad que tenemos que ir poco a poco enseñándoles a hacer las cosas solos. Me gusta como escribes y me encantaría que escribieses un libro sobre la educación emocional para poder leerte. Gracias.

  2. Qué razón tienes… Todo es un proceso evolutivo desde que nacen. Es cuestión de escucharles y seguir lo que ellos te van indicando, marcándoles nosotros las pautas y los límites. Muchas veces el problema lo ponemos nosotros, porque tenemos prisa, porque no lo hacen bien, porque se manchan, porque… porque… Como siempre, genial entrada Izaskun. ¡Besos!

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