Una de las cosas que más nos preocupa como padres, porque interfiere de forma directa en la calidad de vida familiar, e incluso en nuestra salud, es el modo en que duermen nuestros hijos. En ocasiones, nos quejamos de que les cuesta conciliar el sueño o de que cuando lo hacen tienen despertares nocturnos que resultan agotadores. A continuación, señalamos nueve recomendaciones a la hora de acostar a nuestros hijos que les facilitarán un sueño reparador:
1- Respetar la rutina
El hecho de establecer un ritual diario previo al momento de acostar que lleve su orden, incide directamente en el modo en que se van a dormir nuestros hijos. Así por ejemplo, si habitualmente establecemos baño, cena, cuento y dormir, si hay un día en que variamos ese orden, nuestros hijos no podrán anticipar bien cuál será el momento de acostarse porque difiere de los “ensayos” diarios, de modo que influirá en el inicio del descanso nocturno.
2- Ambiente previo
Es conveniente que el momento previo al acostar sea tranquilo y sosegado, de forma que, el cuerpo y la mente se vayan relajando para que cuando se acuesten, sólo sea necesario pasar del relajo al dormir. Sin embargo, si el ambiente previo ha sido estimulante a través de un juego activo en el que físicamente han tenido un aumento de la actividad, o de impacto emocional por unas escenas vistas en la televisión, también su mente se encontrará más despierta o inquieta por lo que requerirán reducir el ritmo físico y mental antes de poder relajarse para conciliar el sueño, lo que les llevará un tiempo extra.
3- Tener un horario
Si bien es cierto que somos personas y que no todos los días son iguales, es conveniente tener un horario de acostar a nuestros hijos. No es necesario que sea estático pero si muy aproximado porque el cuerpo se acostumbra. Un ejemplo gráfico con la comida podría ser que si habitualmente comemos a la una de la tarde y un día lo hacemos a las tres, estaremos “pasados de rosca” y habrá a quien se le quiten incluso las ganas de comer. Esto se puede trasladar perfectamente al hábito del sueño, y ese es el motivo fundamental por el que el cuerpo debe encontrar su hora aproximada de descanso, pues esto, nos ordena por dentro, y aún más a nuestros hijos, que tienen que crecer y asimilar durante el transcurso del sueño lo que han aprendido durante el día.
4- Contar un cuento
Dedicar unos minutos a nuestros hijos para contarles un cuento justo antes de dormir, no sólo sirve como aprendizaje, resolución de problemas y aumento del vocabulario sino que además fomenta el vínculo entre padres e hijos lo que les permite conciliar el sueño de forma segura y tranquila.
5- No dejar que se duerman con un disgusto
El momento de acostar, suele ser susceptible de que los niños se sientan vulnerables ante la oscuridad y les vengan a la mente hechos o situaciones que les generen miedos. Esto, junto con las prisas diarias porque se acuesten temprano para que al día siguiente estén descansados, pueden generar momentos de roce en los que como padres, prioricemos el descanso rápido y dejemos las conversaciones para el día siguiente. Sin embargo, lo más adecuado y emocionalmente saludable es no dejar a nuestros hijos que se duerman con disgustos o preocupaciones. Es preferible dedicar unos minutos a contener y serenar al niño para que este descanse tranquilo y tenga un sueño de calidad.
6- No obligarles a conciliar el sueño solos
Cada niño tiene su ritmo, y unos aprenden a dormir solos antes que otros. En cualquier caso, hacia los seis años suele haber un cambio madurativo en ellos que hace que comiencen a sentirse seguros y autónomos. Sin embargo, y a pesar de que hay numerosas técnicas para lograrlo, si queremos que nuestros hijos tengan un sueño reparador de calidad, se sientan seguros y crezcan emocionalmente sanos, sabiendo que tienen unos padres que van a estar apoyándoles cuando más lo necesiten, no se les debe forzar para que se duerman solos. Cuando se sientan preparados nos lo pedirán y ese día, que llegará nos sentiremos orgullosos.
7- No cerrar la puerta
Es necesario escuchar y atender las demandas de nuestros hijos, y especialmente hay que cuidar el momento de conciliar el sueño. Por lo que si nuestros hijos nos piden que dejemos la puerta abierta o una luz encendida para facilitar que se duerman tranquilos y no sientan miedo, es preciso complacerles. No pasa nada, ni van a dormir toda la vida con la puerta abierta, ni van a necesitar una luz encendida de por vida.
El hecho de cerrar la puerta a nuestro hijo cuando se va a dormir, es a modo simbólico como poner una barrera emocional entre ambos. Y nuestro hijo merece dormirse con la tranquilidad de sentir que no hay barreras, que estamos en casa, y que si necesita llamarnos vamos a estar ahí para él. Cuando un niño es susceptible de sentir miedo, pues la oscuridad puede precipitarlo, el sonido de nuestra voz puede sonarle a música que necesita escuchar dándole la seguridad que le permita dormirse tranquilo. No deja de ser el paso previo entre dormir acompañado y hacerlo completamente sólo.
8- Poner música
Si logramos que nuestros hijos asocien una música relajante a un sueño placentero, será más sencillo lograr que al escucharla, se relajen y se duerman. Para ello, es aconsejable elegir una melodía y continuar con ella cada noche hasta que se convierta en un hábito. Con el paso del tiempo, esta música se convertirá en un “puente” facilitador entre la vigilia y el descanso que tanto padres como hijos agradeceremos.
9- Reforzar que les queremos
Es habitual, que en el momento previo a dormirse surjan las denominadas “llamadas de atención” a modo de: “quiero agua”, “quiero pis”, “tengo hambre”… Aquí nos va a tocar respirar y contar hasta diez antes de responder, pues conviene que el niño se duerma tranquilo, y no es raro que el agotamiento nos haga responder algo que podría ser mejorable. Para lograr apoyar a nuestros hijos, es conveniente satisfacer sus demandas, pues en realidad lo que solicitan es nuestra cercanía y el saber que estamos ahí con ellos. Así que el hecho de tener que acompañarles al baño o de darles agua un par de veces antes de que se duerman, entra dentro del proceso normal de aprendizaje del dormir y no deja de ser una fase que remitirá a medida que nuestros hijos vayan creciendo.
8 comentarios
Ayyy el sueño.. a mi me tocó un niño marmota jeje. Aquí no somos muy de horarios fijos debido a nuestro trabajo pero eso nunca ha impedido que duerma como un liron. Lo que si es cierto es que rara vez se duerme solo. Siempre tengo que tumbarme con el un poco, hacerle cosquillitas, contarle un cuento o darle pecho y ya se duerme. Hubo una época en la que unas cuantas amigas me comieron la cabeza con que DEBÍA dormir solo, y me convencieron para que usase el metodo estivil. Un desastre,,, dos noches, yo llorando, el llorando y lo unico que consegui es que odiase la cuna tanto que tuve que quitarla y ponerle ya su cama. Juré que nunca mas. Prefiero dormirlo yo y que siga durmiendo bien a provocarle pesadillas. Ahora duerme en su cama pero con nosotros, y cuando me preguntan cuando pienso sacarle les digo que si el padre duerme conmigo, porque no va a dormir el hijo?
Hola Sra. Jumbo!!
Es frecuente escuchar consejos poco acertados y ponerlos en práctica pensando que son adecuados. Pero de todo se aprende y según cuentas tu hijo duerme feliz, que no es poco. Así que enhorabuena. Muchas gracias por tu visita y tu comentario!!
El sueño del bebé, ese gran enigma. Mi peque sólo duerme si es pegado a mí. Estamos absolutamente mimetizados. Soy consciente de que necesita a su madre. así que dormirá con nosotros hasta que él quiera. Sin embargo, si me gustaría alguna orientación sobre como hacer para que una vez dormido se quedase un rato durmiendo, porque es levantarme y acto seguido se despierta. Un saludo y gracias por adelantado.
Hola Rosa!!
Entiendo que tienes un bebé de seis meses. Verás, a esta edad aún necesitan mucho contacto físico, y si es materno mucho mejor. Aún es muy bebé por lo que sus ciclos de sueño no funcionan como en el adulto o como en niños más mayores por lo que esa sensación de que está en alerta y sus despertares son nornales. Cuando cumpla un año, notarás gran diferencia porque empezará a aguantar más tiempo dormido sin necesidad de que estés a su lado de forma constante. Mientras tanto, intenta “escaparte” de la cama cuando creas que lleva dormido 15 o 20 minutos, pues es el tiempo extra que suelen necesitar para que su sueño pueda considerarse como profundo. Y sobre todo mucha paciencia que todo llega. Gracias por tu visita y felices fiestas!!
Iaskun bonita, como siempre un gran post!!! Nosotros empezamos con la historia de que debía dormir en su cuna… ella de bebe dormía bien hasta los 6 meses, de ahí empezó con muchos despertares, seguí insistiendo en darle el pecho y cuando se dormía volverla a la cuna. Cuando parecía que las cosas mejoraban llegaron lo 2 años, y de ahí empezó a salir de su cama para venir a la nuestra. A día de hoy tiene 3 año la dormimos en su cama pero se despierta para venir con nosotros cada noche!!! Aun no duerme del tirón ni se lo exijo…ya llegará! De momento me aprovecho de la situación y de tenerla cerca cerca toda la noche para abrazarla y sentir su olor. En breve llega en segundo, y ella dice que cuando él este dormirá con ella en su habitación. Nosé cuanto sea verdad, pero yo me veo comprando una cama XL para entrar los 4 en breve!! jajajajajaja
Un besazo y gracias por tus grandes reflexiones!!!
Hola Ainara!!
Qué bueno verte por aquí y qué elección tan positiva para tu hija el poder contar con vuestra compañía de día y de noche. Cuando llegue el segundo se verá, paso a paso y mientras tanto como bien dices… disfrutando. Un abrazo!!