Hoy he tenido la sensación de que mi hijo se ha reído de mi. Yo le reñía y él… sonreía. Me ha dado una rabia tan grande que ni yo misma sé cómo he logrado contenerme. ¿Hay alguna estrategia para una situación así?
¿Un adolescente necesita lo que le das?
Se habla mucho de las necesidades de los bebés y de los niños, pero en ocasiones dejamos de lado las necesidades de los adolescentes. Les vemos tan grandes, tan autónomos a muchos niveles, y tan poco dependientes que a veces las pasamos por alto.
¿Educar en libertad o con normas? Yo lo tengo claro
Hoy ha subido al autobús una mujer de edad avanzada. Le acompañaba su hija, y nadie le dejaba sitio. Unos porque no se han enterado de que ha subido y necesitaba asiento, y otros porque no se han querido enterar. Ambas miraban buscando a alguien solidario que entendiese la evidencia de que sentarse era una necesidad para ella.
¿Qué necesita tu hijo y a veces se nos olvida?
Mamá ayer soñé algo bonito…
Soñé con más sonrisas, más cuentos de buenas noches y de buenos días, más “quiero jugar contigo” y menos “ahora no puedo”.
Se puede aprender a educar, ellos… ¡lo tienen claro!
Entrevista a Pedro García Aguado y Francisco Castaño Mena: “No por el hecho de tener un hijo se sabe educar”
20 tips rápidos para su inteligencia emocional
Cosas que no me olvidaré hacer cada día
1/ Despertarte con un beso, para que lo recuerdes todo el día, para que te despiertes con alegría.
Mamá le deja y… ¿Papá?
“No subas ahí”. “¡Pero es que mamá me deja!”. “Ya, pero está muy alto y yo no quiero que subas ahí”. “¡Mamá me deja!” Responde el niño mientras pone sus energías en subir las escaleras que le llevarán al tobogán.
Dónde y cómo poner los límites
El modo de poner un límite, puede ser tan difuso, que podemos pasar de un lado a otro sin darnos cuenta que en la educación emocional de nuestros hijos, todo cuenta.
¡Qué viene el lobo!
Hoy ha sido una mañana acelerada. Me he dormido, la leche del desayuno se ha esparcido por la mesa, mi hijo ha tenido que hacer una visita de urgencia al baño cuando deberíamos estar de camino al cole, y una entrada triunfal en el ascensor con tropezón incluido y a medio peinar. Al llegar al coche, mi hijo estaba “juguetón” y no quería subir a la silla para atarse en cinturón. Mientras valoraba las opciones de cómo hacerlo, un coche de policía ha parado en el semáforo, quedándose a nuestra altura y me ha salido un: “¡corre, sube y átate el cinturón que nos multan!”.