¿Qué hacer cuando un niño molesta al tuyo en el parque?


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Hoy he ido al parque con mi hija. Le encanta subir y bajar por el tobogán  y jugar con otros niños. Así que enseguida se ha acercado donde dos niños que jugaban y entre los tres se han entendido bastante bien. Al rato, se ha incorporado otro niño de la edad, que ha venido a enturbiar el buen ambiente. Ha comenzado a ponerse en medio del tobogán y a decirles: “tú no puedes bajar”, “no te dejo bajar” y cosas del estilo. El caso es que ni bajaba ni dejaba bajar. Estaba… haciendo atasco.

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Cambiar de actividad sin liarla


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Estamos disfrutando de la tarde, junto a nuestro hijo, que lo está pasando genial. Puede ser que esté pintando, viendo dibujos en la tele o corriendo por el parque, pero… llega un momento que hay que romper la magia porque es la hora de irse y hay que hacer otra actividad. Esta situación nos genera tensión, ya que, no queremos que se estropee el ambiente positivo y finalizar con un recuerdo desagradable.

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¿Hay que castigar?


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Se ha usado o abusado tanto de los castigos, que parece que es algo obligatorio en la educación de nuestros hijos e hijas. Es cierto que los que se utilizan actualmente, son más sutiles y con menos agresividad física, ya que, mientras que en la generación de nuestros abuelos era más habitual que sacaran a “pasear” la zapatilla o el cinturón, hoy en día, afortunadamente sucede bastante menos y parece que la violencia física ejercida a los niños está remitiendo. Pero… ¿Y el daño emocional que pueden ocasionar los castigos?

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Yo sí puedo, ¡tú no me dejas!


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Vamos a imaginar un niño o una niña que ha empezado a andar hace escasos dos meses y llega al parque queriendo hacer un despliegue de habilidades para demostrar las cosas que sabe hacer. Porque es sábado, y es el día en que sus abuelos vienen a verle. Así que el niño está contento porque es el “rey de la fiesta” y todas las atenciones giran en torno a él. Tanto que se siente capaz de experimentar y se dirige hacia las escaleras con la idea de subir al tobogán.

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