Mamá, te dejo esta nota en la almohada porque a veces siento mucha rabia. Tanta, que quizás es ira, o frustración, o un poco de las dos. Y no sé qué hacer con todo eso que estoy sintiendo, porque me quema por dentro, y sale con mucha fuerza pegando, gritando, insultando… Y no me siento bien. No me gusta, porque me riñes, me disgusto y lloro. Y crees que al momento se me pasa, o se me olvida, pero no es verdad. Te digo que no lo volveré a hacer, pero no sé el camino. Y eso me pone triste.
¿Quieres evitar los gritos? Te regalo 10 pautas para conseguirlo
El grito tiene una función específica de alerta ante situaciones de peligro, que bien puede servir para pedir ayuda o evitar un accidente. Utilizar el grito fuera de contexto de forma ocasional, no es adecuado pero si comprensible. Sin embargo, en el momento en que los gritos empiezan a formar parte de la dinámica familiar, no se está haciendo el uso correcto, por lo que es algo que debemos corregir si pensamos en el bienestar emocional de nuestros hijos.
¿Qué le transmiten tus ojos cuando le riñes?
Mamá, no me mires así. Sé que hay muchas cosas que no hago bien pero por favor, no me mires así porque lo noto todo en tus ojos. Noto cuando tus ojos se vuelven duros por la rabia, cuando me dices que lloras porque te pica el ojo y no es así , cuando me miras con decepción, cuando piensas que no podré hacerlo.
Ester Llopis: “Debemos buscar herramientas para no hacer daño”
Hoy he tenido el placer de hablar con Ester Llopis, una mujer que sabe que lo sano no es evitar la rabia, sino liberarla. Os invito a conocerla:
¿Qué siente mi hijo?
Los padres nos preocupamos, y lo hacemos a menudo. Bien sea porque está enfermo, porque se ha dado un golpe o se ha disgustado, porque no ha comido o no duerme bien, porque llora, porque ha pegado o ha recibido…o sencillamente porque tenemos dudas de si podríamos hacerlo mejor. El caso es que la preocupación va ligada a la paternidad, y en su justa medida no tiene por qué ser mala. Se puede ser más o menos tranquilo, pero todos los que somos padres sabemos lo que se siente.
Solucionar un conflicto sin frustrar a tu hijo
Hay una escena habitual en los parques en la que nuestro hijo quiere un juguete que otro niño no le deja. El resultado puede pasar por una insistencia por parte de nuestro hijo en hacerse con el objeto en cuestión, hasta que se percata de que no lo va a lograr y comienza ese llanto instintivo y primario, de rabia y de frustración por no poder tener lo que desea.