Estamos disfrutando de la tarde, junto a nuestro hijo, que lo está pasando genial. Puede ser que esté pintando, viendo dibujos en la tele o corriendo por el parque, pero… llega un momento que hay que romper la magia porque es la hora de irse y hay que hacer otra actividad. Esta situación nos genera tensión, ya que, no queremos que se estropee el ambiente positivo y finalizar con un recuerdo desagradable.
El niño que espera, desespera. ¿Y si eso se pudiera cambiar?
En el supermercado había dos mujeres hablando. Junto a ellas, estaba un niño de unos cuatro años que no paraba de decir en tono casi robótico: “mamá”, “mamá”, “mamá”, “mamá”, “mamá”, “mamá”, “mamá”, “mamá”, “mamá”… Tranquilamente ha podido repetirlo unas veinte veces. No es la primera vez que ocurre una escena similar con un niño que repite insistentemente: “quiero agua”, “quiero agua”, “quiero agua”, “quiero agua”, “quiero agua”, “quiero agua”, mientras su padre está hablando con alguien. Ni siquiera “¿me das agua por favor?”, sino “quiero agua”.
¿Hay que castigar?
Se ha usado o abusado tanto de los castigos, que parece que es algo obligatorio en la educación de nuestros hijos e hijas. Es cierto que los que se utilizan actualmente, son más sutiles y con menos agresividad física, ya que, mientras que en la generación de nuestros abuelos era más habitual que sacaran a “pasear” la zapatilla o el cinturón, hoy en día, afortunadamente sucede bastante menos y parece que la violencia física ejercida a los niños está remitiendo. Pero… ¿Y el daño emocional que pueden ocasionar los castigos?
¿Cómo le enseñamos a elegir?
Carmen, esa amiga de toda la vida desde que tengo uso de razón. A la que quiero con toda mi alma, pero que es indecisa. Y no me refiero a que a veces dude o no tenga las cosas claras, sino a que hay ocasiones en las que puedes llegar a ponerte “enferma” si no la conoces. Porque hay situaciones cotidianas del día a día en las que ella tarda en tomar decisiones, o cambia constantemente de opinión porque no tiene las cosas claras…
Extraescolares ¿Decido yo tu tiempo libre?
Hace unos días, una madre me hacia la siguiente consulta:
“Estoy desesperada. Mi hija de seis años es muy movida. Después de salir del colegio, va a extraescolares de ajedrez, ballet y solfeo. Dice que no le gusta pero quiero que le enseñen disciplina y a estar quieta. Pero, a pesar de todo, sigue con mucha actividad y no consigo que se duerma antes de las diez de la noche, y cuando lo hace, se despierta varias veces así que no conseguimos descansar. No sé qué hacer.”
¡Estoy de parto!
Querido diario. Hoy entro en la semana 39 y estoy “muerta” de miedo. Tengo un pánico total al parto, al dolor. El embarazo lo he llevado bastante bien porque el parto lo veía lejos. Pero ahora que lo veo tan cerca… sólo querría que me sedasen y despertarme con mi bebé en brazos. Sonia.
¿Seguro que le enseñas a no pegar?
En muchas ocasiones, podemos observar una situación en la que un niño de aproximadamente un año y medio, que ya ha empezado a caminar, se dirige en el parque hacia otro niño que se encuentra jugando. Es una edad en la que aún no suele estar bien adquirido el lenguaje, por lo que la comunicación no verbal, adquiere gran importancia.
Las suegras
Las suegras, esas personas que no eliges pero que son una referencia importante para tus hijos. Que además, tienen la capacidad de facilitar su crianza… y de entorpecerla. En definitiva, que están presentes en nuestras vidas.
Yo sí puedo, ¡tú no me dejas!
Vamos a imaginar un niño o una niña que ha empezado a andar hace escasos dos meses y llega al parque queriendo hacer un despliegue de habilidades para demostrar las cosas que sabe hacer. Porque es sábado, y es el día en que sus abuelos vienen a verle. Así que el niño está contento porque es el “rey de la fiesta” y todas las atenciones giran en torno a él. Tanto que se siente capaz de experimentar y se dirige hacia las escaleras con la idea de subir al tobogán.
¡Es mío! ???⚽️
El parque… uno de esos lugares en los que las niñas y los niños, tienen la oportunidad de desarrollar sus habilidades personales y sociales así como sus destrezas motrices. Uno de los sitios de visita prácticamente diaria. Y también un lugar donde tienden a surgir conflictos.