Desde el mismo momento en qué empece a buscarte, supe que ponía todo mi cuerpo a tu disposición. Supe que no me iba a importar tanto mi bienestar como el tuyo. Supe que dejaba de ser yo, para empezar a ser tú y yo.
Mi hijo y el jarabe. ¿Puede ser más fácil?
No me encuentro bien y he ido al médico con mi Mamá. Me duele la garganta y el pediatra ha dicho que tengo que tomar un sobre con agua. Un sobre con unos polvos asquerosos. Bueno, eso no me lo ha dicho. Me ha dicho que son bastante ricos pero yo no me los quiero tomar. Huelen mal y son como “gordos”. No me los voy a tomar.
¡Joo! ¡Viene mi madre con la pócima en la mano! ¡Qué asco! Pues dirá lo que quiera, pero no me la voy a tomar. Me da mucho asco. ¡Me voy a tapar la boca y ya está!
¿Tu hijo quiere montarse en el columpio? Seguramente no…¿o sí?
Cuando un niño va a un parque, necesita hacer juego libre. Necesita dar rienda suelta a su imaginación, a su creatividad y dejarse llevar por lo que le pida el cuerpo en ese momento. Necesita improvisar, necesita evadirse, necesita desfogarse y desatar toda su rabia contenida, toda su frustración y también su alegría. Un niño que va al parque, necesita hacer su juego.
¿Cómo aprenden a comer los niños?
Tengo dudas sobre cuál es el mejor momento o la edad ideal para enseñar a mi hijo a utilizar los cubiertos. ¿Podrías orientarme?
¿Qué hace el cerebro de tu hijo mientras juega?
Cómo ayudar a través del juego
Te vi jugar y me quedé mirando. Me quedé quieta, sonriendo y disfrutando de ese momento tan mágico en el que los juguetes “vuelven a la vida” en tus manos y cuentas historias con ellos. Me quedé mirando intentando entender cada uno de tus movimientos, sin querer perderme nada. Y entendí cuánto cuentas mientras juegas…
Le riño y se ríe de mi. ¿Cuál es la solución?
Hoy he tenido la sensación de que mi hijo se ha reído de mi. Yo le reñía y él… sonreía. Me ha dado una rabia tan grande que ni yo misma sé cómo he logrado contenerme. ¿Hay alguna estrategia para una situación así?
En mi clase todos tienen móvil, ¿qué responder?
Mamá, quiero un móvil.
Pero ¿para qué quieres un móvil?
Pues para wasapear con mis amigos, para jugar… para sacar fotos, para llamar… Para esas cosas.
Descubre cómo y para qué enseñarle a llorar
Mamá, hoy tengo que llorar. Tengo que llorar porque me siento triste. Tengo que llorar porque lo necesito, porque he tenido un día de tensión, y sé que cuando llegue a casa me sentaré y lloraré. Lloraré un rato.
Mi hija no se va a rendir nunca, ¿sabes por qué?
Tengo una hija que empieza las cosas con ilusión, pero que no siempre las termina. A medida que avanza en ellas y surgen las dificultades o se requiere de un mayor esfuerzo, toda la ilusión inicial le parece poca y tiende a quedarse tranquila justificando el abandono con un “no es lo que pensaba”. Me preocupa. ¿Podrías orientarme?
¿Eres capaz de mirarle a los ojos y decir que NO por ser de acogida?
Y aquí, mientras te miro dormir, pienso qué poco fácil tiene que ser tener unos padres que te quieran, pero que no sepan cuidarte tan bien como mereces. Pienso por qué tú, de sonrisa bonita por dentro y por fuera, tienes que compartir tus experiencias con otros niños que viven como tú. Que viven contigo. Pienso por qué tu tienes que vivir privada de tener el cariño de una familia que cuente contigo. Que te diga lo que vales. Que te deje ser aún más grande.